Recordándoles los elementos a considerar -argumento, trama, personajes, narrador, ambiente, lenguaje e imágenes literarias-, los invitamos, entonces, a participar, proponiendo sus comentarios, ahora sí, al cuento de Daniel.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
COMO SIEMPRE, UN CUENTO
Recordándoles los elementos a considerar -argumento, trama, personajes, narrador, ambiente, lenguaje e imágenes literarias-, los invitamos, entonces, a participar, proponiendo sus comentarios, ahora sí, al cuento de Daniel.
jueves, 23 de junio de 2011
CINCO PISTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL PERSONAJE
Decía Juan Rulfo que para contar una historia sólo se necesitaban tres puntos de apoyo: crear el personaje, crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y definir cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar. Veamos la cita completa:
“Todo escritor que crea, es un mentiroso: la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación. Considero que hay tres pasos: así como en la sintaxis hay tres puntos de apoyo: sujeto, verbo y complemento; así también en la imaginación hay tres pasos: el primero de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar, es decir, darle forma. Estos tres puntos de apoyo son todo lo que se requiere para contar una historia.”
Primera pista: La elección: Cuatro modos de narrar un personaje
1. Por sí mismo (narrador personaje): “No hay ningún hombre interior, el hombre está en el mundo y es en el mundo donde se conoce.” Maurice Merleau-Ponty.
2. A través de otro personaje (narrador testigo): “Si trato de estudiar el amor o el odio por medio de la pura observación interior, no encuentro sino muy pocas cosas que describir: algunas angustias, algunas palpitaciones, es decir, trastornos triviales que no revelan el sentido del amor ni del odio. Cada vez que consigo un resultado interesante es porque no me he contentado con coincidir con mi sentimiento, porque he logrado estudiarlo como conducta, es decir, como modificación de mis relaciones con otros y con el mundo, o porque he llegado a pensar en él como pienso en el comportamiento de otra persona del que soy testigo”. Maurice Merleau-Ponty.
3. A través de un narrador externo (narrador omnisciente): Según Ramón Fernández, el método Balzac consiste en establecer “un estado civil e histórico para el personaje, con lo que se sitúa en el tiempo y en un grupo social definido; una deducción psicológica que parte de concepciones generales y se concreta en algunos rasgos que constituyen el carácter del personaje; una descripción visual que comprende tanto su ambiente habitual y su habitación como su rostro, cuerpo y vestido.
4. Todas las anteriores (narrador mixto): “Es normal que las novelas sean contadas (aunque no siempre lo advirtamos a primera vista) no por uno sino por dos y a veces varios narradores, que se van relevando unos a otros, como en una carrera de postas, para contar la historia (…) Si estas mudas o saltos de punto de vista espacial ―de un yo a un él, de un narrador omnisciente a un narrador personaje o viceversa― alteran la perspectiva, la distancia de lo narrado, y pueden ser justificados o no serlo (…) si estas mudas son justificadas, pues contribuyen a dotar de mayor densidad y riqueza anímica, de más vivencias a la ficción, esas mudas resultan invisibles al lector, atrapado por la excitación y curiosidad que despierta en él la historia. En cambio, si no consiguen este efecto, logran lo contrario: esos recursos técnico se hacen visibles y por ellos nos parecen forzados y arbitrarios, unas camisas de fuerza que privan de espontaneidad y autenticidad a los personajes de la historia.” Mario Vargas Llosa.
Segunda pista: Narrar al personaje escena tras escena
Implica superar el dilema entre decir o contar. Entre comentar una escena o representar una escena. En el primer caso se le dice al lector: el personaje sentía esto. En el segundo, se construye una situación o se desarrollan varias situaciones donde el personaje expresa a través de sus acciones sus sentimientos, su visión de mundo. Para comentar una escena sirven los adjetivos. Para representarla se necesitan más sustantivos. Un personaje se construye a través de las escenas en las que participa de la narración. ¿Y qué es una narración? Es la sucesión eficaz de una escena tras otra. Una progresión de escenas.
Dice el dramaturgo David Mamet (Chicago, 1948):
«Para escribir una buena escena, uno debe aplicar rigurosamente y responder rigurosamente a las tres preguntas siguientes:
¿Quién quiere qué de quién?
¿Qué pasa si no lo consigue?
¿Por qué ahora?»
(Bambi contra Godzilla. Barcelona. Alba Editorial. 2008. Pág: 116)
De acuerdo con lo anterior, es el personaje quien le da vida a las escenas y esto nos lleva a la tercera pista.
Tercera pista: Son los personajes los que tienen conciencia y el narrador está al servicio de ellos
El narrador está subordinado a la conciencia de sus personajes, a sus sentimientos, sensaciones y percepciones. Representar los procesos mentales de sus personajes, sus emociones y razonamientos; sus contradicciones, certezas e incertidumbres es el principal desafío del narrador.
Dice John Gardner, maestro de Raymond Carver:
“Hay mil maneras de estar triste, feliz, aburrido o malhumorado, y el adjetivo abstracto no dice casi nada (…) Los sentimientos de los personajes se tienen que evidenciar: el miedo, el amor, la excitación, la duda, la turbación o la desesperación sólo tienen verosimilitud cuando se presentan en forma de acontecimientos, es decir, de acción (o ademán), de diálogo o de reacción física ante el entorno. El detalle es la savia de la ficción literaria.
El escritor que se preocupa por el detalle –que analiza los gestos y ademanes más triviales de sus personajes, para saber exactamente de qué forma debe proseguir la escena imaginada- es el que convence y asombra (…) El escritor, sin apenas notarlo, se convierte en un observador atento.”
Cuarta pista: Sobre los ambientes o atmósferas donde los personajes se van a mover
Gustav Flaubert y Cia (Henry James, James Joyce, William Faulkner y Virginia Wolf, entre otros.) nos enseñaron que las descripciones espaciales sólo existen cuando pasan por el filtro de la subjetividad de los personajes. Ya quedaron atrás esas descripciones “objetivas” de sólo espacios sin personajes.
El personaje se crea a partir de su percepción del espacio. A este espacio le llamaremos atmósfera, pues implica la interacción entre el personaje y su entorno.
Miremos los dos ejemplos más citados de la eterna Madame Bovary:
“Entraba en algo maravilloso donde todo sería pasión, éxtasis, delirio; una inmensidad azulada la rodeaba, las cimas del sentimiento centelleaban bajo su pensamiento, la existencia ordinaria no aparecía sino a lo lejos, muy allá, en la sombra, entre los intervalos de aquellas alturas.”
“Pero la (vida) suya era fría en un desván cuya claraboya da al norte, y el tedio, araña silenciosa, tejía en la sombra su tela en todos los rincones de su corazón.”
Dice Flaubert: “En mi libro no hay ninguna descripción aislada, gratuita; todas están al servicio de mis personajes y tienen una influencia inmediata o lejana sobre la acción.”
Quinta pista: los diálogos o el arte del parloteo
En el prólogo de Dulce jueves de John Steinbeck, lo dice el viejo Mack: “A mi me gusta que en un libro haya mucho diálogo y no que se dediquen a explicarme cómo es el que habla. Me gusta imaginar su aspecto, por lo que dice. Y otra cosa, me gusta imaginar lo que el tipo piensa, por lo que dice…”
Y lo confirma Stephen King en Mientras escribo, sin duda su mejor libro publicado.
“El diálogo da voz a los personajes, y es esencial para definir su manera de ser. La clave es que los actos de la gente son más reveladores que lo que dice, y que las palabras son traidoras (…) Un diálogo bien construido indicará si un personaje es listo o tonto, honrado o tramposo, gracioso o cascarrabias. Un buen diálogo es una delicia uno malo un muermo. No todos los escritores dominan igual el diálogo.
Para aprender a escribir diálogos conviene hablar y escuchar mucho, sobre todo escuchar. La clave de escribir diálogos buenos, como en todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad (…) Decir la verdad es fundamental para que el diálogo posea resonancia. Lo importante no es que el diálogo de tu relato sea culto o vulgar, sino como suene en la página y el oído.”
Alfred Hitchcock, parloteando con Francois Truffaut, nos da nuevas pistas del arte de parlotear:
“¿Quiere decir que el diálogo dice una cosa y la imagen otra? Este es un punto fundamental de la puesta en escena. Me parece que las cosas ocurren a menudo así en la vida. Las personas no expresan sus pensamientos más profundos, tratan de leer en la mirada de sus interlocutores y, con frecuencia, intercambian palabras triviales mientras intentan adivinar algo profundo y sutil (…) para mí, el pecado capital que puede cometer un guionista es que, cuando se discute algún problema, lo escamotee diciendo: «Lo justificaremos con una frase del diálogo.» Y yo pienso que el diálogo debe ser un ruido entre los demás, un ruido que sale de la boca de los personajes, cuyas acciones y miradas son las que cuentan una historia visual.”
Las grandes obras del parloteo siempre serán las de Shakespeare y Cervantes. Existen muchas clases de parloteo: el dato escondido, donde el lector es casi un intruso y no sabe qué es lo están hablando los personajes; un buen ejemplo es el cuento de Hemingway El mar cambia. Otra clase de parloteo es cuando los personajes conversan física y simple cháchara o carreta; el ejemplo clásico es el comienzo del film Pulp fiction, el diálogo entre Vincent (Travolta) y Jules (S. L. Jackson):
―...y en París puedes pedir cerveza en el McDonalds.
―Hmmm...
―¿Y sabes cómo llaman al cuarto de libra con queso en París?
―¿No lo llaman cuarto de libra con queso?
―Utilizan el sistema métrico, no sabrían qué coño es un cuarto de libra.
―¿Pues cómo lo llaman?
―Lo llaman una "Royale con queso"
―Royale con queso (repite Jules)
―Haha... ¿y cómo llaman al Big Mac?
―Un Big Mac es un Big Mac, pero lo llaman "Le Big Mac"
―"Le Big Mac"
―¿y cómo llaman al Whooper?
―No lo sé, no entré en ningún Burger King... ¿Y qué le ponen a las patatas en vez de ketchup?
―Mayonesa...
―Puaj, joder!
―Los vi hacerlo, amigo; las bañan en esa mierda.
Otra clase de parloteo es cuando los personajes se ponen vil y vulgarmente patéticos. Esta clase de parloteo sentimental le llamaremos “Se ha muerto mi gatito”; expresión usada por el dramaturgo David Mamet en Los tres usos del cuchillo para burlarse de esos personajes que al final de la trama padecen un ataque espasmódico de ternura. Personajes que usan el soliloquio confesional (en una expresión muy coloquial sería: “Oh, amigo mío, hace mucho, mucho tiempo yo también era una pelota, como tú...” “Amiguito, hace muchos años cuando era estudiante de una universidad pública …cuando escribía guiones para la televisión… cuando manejaba un blog de tribus urbanas… cuando pertenecí a la Sociedad Colombiana de Freaks, cuando tenía una banda de músicos mediocres… cuando hice un taller de construcción de personajes…”
―como notarán las motivaciones pueden ser infinitas.)
Veamos la cita textual de David Mamet:
“A este discurso, a este tipo de montajes, en una película o en una obra de teatro, yo los llamo “La muerte de mi gatito” y con frecuencia llevan implícita esta frase o idea: “No sé por qué les cuento todo esto” (…) Esta frase sirve para identificar un montaje de este tipo. También puede decir: “Hace muchos años…” o “Cuando era joven…” o “Una vez tuve un gato…”, o mostrar la escena en que los personajes, con los brazos abiertos, giran a cámara lenta en una playa.”
Abundan ejemplos en el cine y la televisión; se aceptan sugerencias para montar nuestro inventario de este ataque espasmódico de tierna nostalgia.
Este ejemplo, tomado de El halcón maltés de Dashiell Hammett, puede servirnos de abre bocas, se da en el último capítulo, justo en el desenlace, el duro, el implacable de Sam Spade padece un maldito ataque de ternura.
Fuentes bibliográficas
Leer y releer toda la obra de Gustave Flaubert, en particular, esa gran belleza narrativa de Madame Bovary, en la edición que tengan al alcance. La traducción de Carmen Martín Gaite de Editorial Oveja Negra es buena. A manera de chisme: Cartas a Louise Colet de ediciones Siruela; traducción, prólogo y notas de Ignacio Malaxecheverría. Sobre la creación literaria. Correspondencia escogida. Edición de Cecilia Yepes. Ediciones y talleres de escritura creativa Fuentebaja. Y si desean profundizar en los laberintos narrativos de la Bovary: La orgía perpetua de Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara o Bruguera.
Bourneuf, Roland y Ouellet, Réal. La novela. Barcelona. Ariel. 1989.
Gardner, John. Para ser novelista. Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2001. Págs. 56 y 60
Lodge, David. El arte de la ficción. Barcelona, Península. 1998 (Y léanse todas, todas las novelas que encuentren de este autor, de verdad que es bien divertido)
Mamet, David. Bambi contra Godzilla. Barcelona, Alba. 2006.
……………….. Los tres usos del cuchillo Barcelona, Alba editorial, 1988. Páginas: 101-103.
……………… Una profesión de putas. Madrid, Debate. 1995.
Truffaut, Francois. El cine según Hitchcock. Madrid. Alianza. 1994.
Vargas Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista. Barcelona, editorial Planeta. 1997.
BUENAS NOTICIAS

viernes, 13 de mayo de 2011
Dándole vueltas a la tuerca
Por Indhira Prego Raveneau
La sesión del sábado 7 de mayo de 2011 inició con una referencia a El Cuento en Cuestión que el profesor Silvera había colgado en el Blog y reiteró su invitación a que participáramos con nuestros comentarios.
Luego se detuvo a precisar los elementos a tener cuenta. Primero, el argumento, que nos explicaba es el conjunto de hechos que forman la historia y es diferente a la trama, es decir, la forma en la que el autor dispone la historia. Esta última puede ser lineal, circular o hasta espiral como sucede en Cien Años de Soledad. Entonces el profesor nos habló de un cuento de Fuenmayor, titulado Un Viejo Cuento de Escopeta.
Continuando con los elementos a considerar cuando se analiza un cuento, el profesor nos comenta que la trama puede ser más importante que el argumento pues es ahí donde se muestra la destreza narrativa. El argumento o tema de la historia puede ser original, sin embargo, como decía Borges, ya casi todas las historias han sido contadas. Es más, los grandes temas de la literatura se pueden resumir en tres principales, de los cuales derivan otros temas menos amplios, a saber el amor, la vida y la muerte. Entonces, en las palabras de nuestro profesor, toca darle más vueltas a la tuerca.
En ese momento, nos habló del primer relato policial, Los Crímenes de la Calle Morgue, de Edgar Allan Poe. Luego, nos contó como Borges parodia el relato en La Muerte y la Brújula, en el que el argumento es igual pero todo ocurre al revés, pues el criminal es más listo que el detective y al final lo mata.
Retomamos el análisis con el siguiente elemento…el o los personajes. Por ejemplo, nos dice el profesor, en el cuento El Soborno, la naturaleza del personaje es fundamental. Incluso, a veces hay cuentos en los que aunque los personajes aparentemente no han sido desarrollados, en realidad si lo están, solo que a través de tres o cuatro líneas que dicen mucho sobre su historia, su personalidad, manías, etc.
Otro elemento a analizar seria el Narrador, si bien no profundizamos en el mismo, se entiende que este debe ser el apropiado para la historia que se quiere contar. Y por último aunque no menos importante, se analizan las imágenes literarias empleadas, aquí el profesor nos recuerda que intentemos siempre evitar las típicas. Como ejemplo, cita a Huidobro cuando elogia a su amada diciéndole: eres más bella que el relincho de un potro en la pradera…
El profesor nos dijo que los cuentos deben tener un aspecto sorpresivo que se le revela al lector. Iniciando así una discusión sobre las dos historias en un cuento, Ricardo habla acerca de cómo se desarrollan dos historias paralelamente y Adolfo decía que siempre hay una historia subyacente pero escondida.
Seguidamente, escuchamos una versión grabada del cuento de Edgar Allan Poe, El Cuervo. Luego, hablamos de su ensayo, La Teoría de la Composición. Comentamos que era extraño que siendo un romántico, Poe se basara en la razón y la lógica para escribir su cuento. El profesor nos dice que en este ensayo, Poe desmitifica el proceso de creación y además, nos hace pensar que es posible estudiar y aprender a hacerlo, por ejemplo, a través de un taller como este.
Entonces discutimos la evocación de Poe sobre la unidad de impresión que se mantiene solo si un texto narrativo se puede leer en no más de dos horas. Poe incluso habla de la imperfección de la novela como género. Sin embargo, esto es relativo, y no le resta validez a la novela. Se puede pensar en la intensidad del efecto, como dijo Poe, que si el relato es muy corto, no será tan fuerte. Y hasta podríamos decir que el efecto de la novela es más duradero que el de un cuento.
Poe también menciona que un poema extenso es como una serie de poemas cortos, asimismo, una novela podría pensarse como una serie de cuentos, en capítulos. Hubo comentarios acerca del ritmo de vida actual, la aparición de los microrrelatos y lo que esto significa para los novelistas. También comentamos que el tiempo o ritmo interno de una novela varía, por ejemplo, nos dice el profesor, en Cien Años es vertiginoso pues ocurre mucho, y en cambio, en En busca del tiempo perdido, de Proust, es más bien lento y hasta parsimonioso.
El profesor nos contó acerca de Nocturno, un poema de Silva que es la versión en castellano del cuento de Poe. No es idéntico, pero si tiene el mismo tema, es decir, la melancolía, además usa un estribillo y una musicalidad creada por medio de silabas acentuadas alternando con silabas no acentuadas.
Aquí resumimos los aspectos del lenguaje: el sonido, el sentido y los posibles significados que son de gran importancia para un escritor.
Se suspende la discusión para que, los que quieran, lean sus textos al grupo. Primero, pasa Adolfo, y lee su texto Pescador, el cual describe como versos escritos en prosa. Empezamos por buscar la métrica del primer verso y luego así con cada verso del primer párrafo, contando las sílabas. El profesor comentó acerca de la temática del relato y su parecido a canciones populares.
Nos menciona que Borges tiene una serie de cuentos titulada Para las Seis Cuerdas, que son en verso para ser cantadas con la guitarra. Asimismo, menciona la canción La Gordita de Leandro Díaz.
Siguió Ana Julia, quien leyó un soneto que estaba hecho de versos endecasílabos y muy bien logrado. Finalmente Daniel leyó un soneto sobre el cual el profesor comentó que había unidad o coherencia en el tema pero que las imágenes no concordaban. Le sugirió revisar el vocabulario empleado. Matilde dijo que le gustó la frescura del poema y que le pareció moderno y diferente.
Así concluimos la sesión y nos despedimos hasta la próxima.
miércoles, 4 de mayo de 2011
La Viuda de Ismael
Por Johnny Campo
-Sería una irresponsabilidad de mi parte-dijo.
En el taxi iba incómoda. El conductor no paraba de mirarme por su retrovisor. ¿Qué habrá pensado ese señor? A lo mejor nunca vio antes a una anciana tan anciana. De pronto sintió asco por las miles de manchas que han invadido mi piel. Pero creo que, más bien, le preocupó que su carrito estuviera quedando hediondo a viejo.
lunes, 25 de abril de 2011
Antes de que se me olvide
La última lectura fue “El espejo y la máscara”, también del maestro argentino. En esta historia, ambientada en Irlanda en la Edad Media, el Alto Rey le encomienda al poeta de la corte narrar su batalla victoriosa en una oda. El poeta, gran conocedor de la métrica y las figuras literarias, al cabo de un año declama con seguridad sus versos ante la corte y recibe la aprobación del rey, quien manda a treinta escribas a transcribir el poema y le entrega como premio un espejo. No obstante, el rey le dice que con su poema no ha logrado acelerar los pulsos, ni hacer correr la sangre más a prisa, y que dentro de un año espera una oda mejor. Cumplido este plazo, el poeta trae una nueva loa, en la cual no se ciñe estrictamente a las normas del lenguaje, pero que en opinión del rey supera la anterior, “suspende, maravilla y deslumbra”. Esta vez manda a guardar en un cofre de marfil el único ejemplar del poema, significando así que no estará al alcance de todos; pero le recuerda al poeta que en las fábulas prima el número tres y aún puede esperar de él una obra más alta. El poeta asiente y como regalo recibe una máscara de oro. En el siguiente aniversario, el poeta no trae ningún manuscrito, su rostro se ha transformado y sus ojos parecen haber quedado ciegos. Temeroso le susurra al rey la última oda que consta de una sola línea y es superior a todas las maravillas del mundo. Como premio recibe una daga con la cual se da muerte al salir del palacio, mientras que el rey abandona el trono para convertirse en mendigo y jamás vuelve a repetir el poema. Con su última oda, el poeta traspasa los límites del lenguaje y alcanza la belleza absoluta, lo cual es un privilegio divino, por tanto considera que ha cometido el peor de los pecados y sólo puede expiarlo con su muerte. El tema de este cuento es el lenguaje y lo que con él se puede transmitir. De nada nos sirve utilizar técnicas precisas, palabras cultas y metáforas deslumbrantes, si con ellas no se logra conmover al lector. Porque según Borges, la poesía es el encuentro del lector con el libro y “sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer, o como sentimos una montaña o una bahía. Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?”.
jueves, 14 de abril de 2011
LIBROS Y AMORES
jueves, 7 de abril de 2011
Aunque parezca mentira...

Por Ricardo Llinás
La novela se lee de un tirón y —repito—, uno no para de reírse, pero al final, al cerrar el libro, cada risa nos cobrará una cuota de dolor y de tristeza que demoran en pasar.
Una sesión muy leída

miércoles, 23 de marzo de 2011
Más transpiración que inspiración
A propósito del tema estudiado en nuestra primera sesión oficial del presente año, traigo a colación este fragmento de uno de los poetas más insignes de nuestra lengua -no falta quien lo proponga como el mejor-, nacido, por demás, muy cerca, en Nicaragua. Es bueno considerar la edad de Darío al plantear estos principios, pues contaba con tan solo 21 años. Sin embargo, ya era consciente de la importancia del trabajo en la consecución de una obra. Pocos meses después de publicar lo anterior, aparecería Azul..., el libro que marcaría todo un derrotero para los autores de América Latina y que, en últimas, constituía en sí la aplicación de estos principios.
Para promover la discusión, a pocos días de nuestro próximo encuentro, los invito a participar con sus observaciones respecto a este fragmento y a los textos de Thomas Lynch, José Félix Fuenmayor, Jorge Luis Borges y Charles Baudelaire que propusimos para el estudio y, desde luego, todos los demás que estos les evoquen. Queda abierta, entonces, esta nueva sección de nuestro blog, por lo pronto llamado Biblioteca, en atención a que en ella se trata de comentar los textos de los escritores que sustentan el Taller a manera de foro.
A. S. A.
viernes, 4 de marzo de 2011
Resultados Convocatoria 2011
Ana Cepeda Cepeda
Blanca Patarroyo Vanegas
Carlos Rebimbas Quintero
Carolina Dahmen
Charles Castro Guzmán
Cindy Rueda
Daniel Carbonell Parody
Eliana Pabón Polo
Fred Ávila Molina
Gabriel Rangel Núñez
Indira Prego-Ravenau
Isabel Acuña Caballero
Johnny Campo
Juan Cortés Quintero
Mariangela Mercado Salas
Matilde Villamizar de Robayo
Oswaldo Cantillo Rojas
Rubén Salcedo Julio
Samuel Rosero Álvarez
Como habíamos anunciado en la convocatoria, esperamos conocerlos personalmente en nuestra próxima sesión, a realizarse el sábado 12 de marzo en el salón # 1 del Centro Cultural Comfamiliar (Carrera 54, calle 59) a las 2 P.M.
¡Bienvenidos!
miércoles, 16 de febrero de 2011
Un tipo difícil
(A propósito del reciente fallecimiento de David Sánchez Juliao, su paisano y también escritor, Naudín Gracián Petro (Montelíbano, departamento de Córdoba, 1967) redactó, a manera de homenaje, estas palabras que contribuyen a delinear el retrato del reconocido autor del Caribe colombiano)
Bajo la sorpresa y estupor ante su muerte reciente e inesperada, quiero referirme a algo que normalmente no se menciona vecino el deceso de un personaje reconocido como lo fue David Sánchez Juliao: el aspecto más negativo suyo, aquel en el cual la gente que no lo quería (mucho de nuestro odio es producto de la ignorancia) más hincaba sus dientes cuando estaba vivo, el mismo del que nadie habla luego de que ha muerto. Me refiero a que era vox populi que David era un tipo creído, de difícil acercamiento.
Siempre que alguien me lo decía, y me lo dijeron muchas veces, yo sentía cierto orgullo, esperanzado en que fuera verdad, porque eso me daba cierto toque especial, me apartaba un poco del montón: de la mucha gente que supuestamente no alcanzaba a entrar en su círculo de afecto, aunque lo intentaran. Porque sucede que David Sánchez Juliao me ofreció su amistad como si no se diera cuenta, como si nunca hubiéramos estado sin conocernos.
Resulta que por el año 2002 o 2003 llegó a Montelíbano a dictar una de sus afamadas y disfrutadas charlas sobre lo importante que es el hecho de que nos sintamos orgullosos de lo que somos. Asistí como un parroquiano más, conocedor, eso sí, de parte de su obra grabada, escrita y televisada. A la salida vencí la timidez para acercármele y pedirle un favor que uno, sabedor de cómo son las cosas con los escritores reconocidos, casi nunca hace: que leyera algo, aunque fuera unas pocas páginas, de Las razones de Teresa, una novela que entonces escribía con cuatro estudiantes de bachillerato, en un experimento que empecé con poca fe pero que ya entonces me tenía entusiasmado. Entre el montón de fanáticos y noveleros que querían untarse de su gloria, tomándose una foto con él o simplemente acercársele para que la gente los viera a su lado, me dijo un “Claro que sí. Ni más faltaba”, que yo, naturalmente, no creí sincero. Para mi sorpresa, a los pocos días se comunicó conmigo para hacerme llegar un respetable texto sobre la novela inédita que le entregué. Para mayor sorpresa, a los pocos días me llamó diciéndome que estaba en Montelíbano y que había ido para que habláramos y le presentara a los jóvenes coautores de la obra. Fuimos a la casa donde se hospedaba, y como tenía inconvenientes para concentrarse en su charla con nosotros, salimos y caminamos por las calles de Montelíbano, nos sentamos en el parque central y hablamos rodeados por los coteros, transeúntes, transportadores y vendedores ambulantes que frecuentan este sitio: parroquianos cualesquiera disfrutando el aire libre.
Luego me llamaba para hablar sobre literatura y sobre nada, algunas veces me decía que porque le sobraban minutos del plan: fue la primera vez que se me calentó la oreja hablando más de 30 o 50 minutos seguidos por celular.
Un día me llamó un señor que yo no conocía, para comunicarme que era el dueño de una prestigiosa librería y que le haría el lanzamiento de su reciente novela de entonces: Dulce veneno moreno, publicada por Planeta. Me manifestó que el escritor había pedido que me contactaran porque quería que fuera yo quien presentara su obra. Así tuve uno de mis 15 minutos de gloria porque, ante unas 500 seguidores, más algunas personalidades, los medios y las cámaras, en una región en la que quien cuente con más de 50 personas de público en un acto cultural debe darse por bien servido, presenté su novela. (Recuerdo que, en esa ocasión, una alta autoridad de la cultura departamental pensó que yo me había equivocado sentándome en la mesa principal).
Y cuando volvió a Montelíbano me llamó, se salió del asedio de quienes lo habían llevado como una personalidad, para simplemente tomar gaseosa y para que habláramos; y cuando venía a Montería me llamaba para ver si nos veíamos (algunas veces no pude), y me consultó con años de anticipación su idea de lanzarse al Senado, y leía los textos míos que aparecían en la prensa y me escribía sobre ello, y leyó varios libros míos inéditos, y me enviaban ejemplares de sus obras grabadas y escritas, casetes, discos compactos de sus charlas. Y como la gente seguía diciéndome que era un tipo orgulloso, impenetrable, elitista, me preguntaba qué encontraba David en mí para su gesto espontáneo de ser mi amigo, o por qué razón la gente decía lo que decía de él.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Va el cuento, sigue el cuento

Con una diferencia exacta de 44 días, el ya lejano 16 de diciembre y el aún reciente 29 de enero, en eventos efectuados en las ciudades de Barranquilla y Cartagena, respectivamente, tuvimos la oportunidad de presentar nuestras antologías, Así va el cuento y El cuento sigue. Fueron eventos particularmente emotivos y, pienso, inolvidables, para varios o cada uno de los integrantes de nuestro Taller allí reunidos, que así daban a conocer sus trabajos, unos por primera vez y otros, por segunda, tercera o cuarta ocasión, cuando no más.
Fuera como fuere, esa embriaguez que produce el papel nuevo y la tinta fresca fue incrementada con la presencia de algunas personas que por diferentes motivos nos acompañaron y a quienes considero justo agradecer. Me refiero, en especial, a la secretaria de cultura, patrimonio y turismo, Diana Acosta, y al escritor Guillermo Tedio, en Barranquilla; así como a Víctor Bravo Mendoza, director del Taller RENATA Guajira, en Cartagena.
