martes, 11 de agosto de 2009

Cantando las desgracias

Por Antonio José Silvera Arenas


1

En sus primeras Lecciones de Estética, Hegel propone que el arte fue el primero de los tres momentos (los otros dos, en orden sucesivo, son el cristianismo y la razón) que el ser humano ha concebido para expresar el Espíritu (o si se quiere a Dios, con el que el mundo y los seres todos somos uno). Esta afirmación sugiere que existe una primigenia disposición humana hacia la poesía. Esto, claro, si entendemos la poesía como creación, como forma intuitiva (mágica, espontánea) e instintiva (natural) de ‘conocimiento’. (Entre comillas ese conocimiento porque nada hay más ajeno a lo natural y a lo mágico que el saber, entendido como sistema formal de raciocinios que responde a unas leyes rigurosamente estructuradas).

Así, la poesía es el ‘conocimiento’ que se obtiene a flor de piel, de manera sensible, esto es, con la vida misma y sin reflexión. El saber poético, artístico, es, como afirma Nietzsche, entonces, sencillamente el vivir, la voluntad de ser.
La poesía, desde este punto de vista, ha existido desde que el primer ser humano experimentó en sí mismo la vida: cuando supo que vivía. Hecho que debió darse en el mismo momento de sus génesis, si es cierto que nuestra característica distintiva es la conciencia. Y es que entonces nos fue revelado también el límite de la vida: la muerte.

Por la primera revelación, hemos comprendido que somos mientras sentimos, mientras somos estéticos, sensibles y, por la segunda, que ese carácter estético, sensible, se halla sitiado, que estamos permanentemente a punto de acabar.
Pero la poesía, sin desdeñar esa situación, ha dejado a la religión el límite de la existencia y se ha apropiado para sí la vida en toda su extensión: el canto de la vida, que comprende también el sufrimiento, pues, paradójicamente, cuando más se sufre más se siente: más se vive. No resulta así raro que formas poéticas particularmente dolorosas como la elegía, el planto y la tragedia sean en sí los máximos cantos, las más intensas celebraciones de la vida.


lunes, 10 de agosto de 2009

Personajes de novela

Por Ramón Molinares Sarmiento

Los novelistas del Siglo XX podrían dividirse entre los que continúan recurriendo a toda suerte de trucos para hacerle creer al lector que sus personajes son reales y verdaderas las historias que le cuentan, y los que, por otra parte, consideran que el personaje, tal como lo concebía Balzac, ya no tiene razón de existir en un mundo en el que han desaparecido las categorías sociales y morales que lo definían.

Entre los primeros de esta amplísima y arbitraria división podríamos citar a José Eustasio Rivera, a André Malraux, a García Márquez, a Germán Espinosa o a Jairo Mercado; y entre los segundos, a Macedonio Fernández, a Borges, a Milan Kundera, a Óscar Collazos, el autor de Fugas, al Carlos Perozzo de Juego de mentes, y, de manera muy especial, a los creadores del Nouveau Roman, nueva novela francesa. Entre otros, son ellos: Claude Simon, Nathalie Sarraute, Alain Robbe- Grillet y Samuel Beckett.


viernes, 7 de agosto de 2009

A QUIEN INTERESE


Elaborada por: María Margarita Rojas
Sesión del 11 de julio
Tema: Revisión de textos o "escribir es reescribir"
El título evoca las certificaciones comerciales, sin embargo, la sesión de hoy del Taller Literario José Félix Fuenmayor se centró en el empleo de la mayoría de las palabras de la frase enunciada.

Para los talleristas cada encuentro es interesante y, en este caso, todos debíamos pensar en extrapolar ese interés hacia los habitantes de Barranquilla. Nuestro objetivo: captar su atención de tal manera que asistiesen al programa mensual de lectura de cuentos que se llevaría a cabo en Lunabril. Para ello, necesitábamos un nombre llamativo, no muy extenso, preciso, sugestivo, sin matices comerciales y sin lugares comunes.

Las nueve Musas bajaron del Olimpo y cada una de ellas inspiró un nombre: “Échame el cuento”, “El cuento es contigo”, “¿Cuál es tu cuento?, “Cuéntamelo todo”, “Contando el cuento”, “Se me ocurre un cuento”, “¿Tú, qué cuentas?”, “A que no te lo sabes” y “Así es el cuento”. Después de debatir que eran coloquiales, ambiguos, comerciales, escogimos el nombre propuesto por Soraya Romero: “Así es el cuento”.

A diferencia de la entrega de la manzana con el rótulo: “Para la más bella”, la escogencia del título trajo consigo un silencio expresivo y consensual.

El profesor Antonio nos recordó que para el 18 de julio, a las ocho de la noche, se iniciaría este espacio que le faltaba a la ciudad: “Así es el cuento”. La primera jornada abordará una temática muy interesante para el público: el erotismo. Ese día el amor sensual hará de las suyas mediante los cuentos que las Musas junto a Venus y Cupido inspiraron a Mayra Mola, Patricia Lemus y Pedro Lozada. Alberto, tan Cortés como siempre, recordó que él tenía unos minicuentos eróticos para el intermedio.

Las musas serán las encargadas de inspirar a la señorita Fanny Cecilia Martínez en la elaboración y diseño de las invitaciones y a Luis Francisco Alarcón en la grabación del evento. La señora Rosa Peñaranda, por su parte, recomendó que los autores practicaran la lectura en voz alta para que el auditorio pudiese comprender mejor los textos.

El profesor Antonio nos propuso ilustrar la bitácora en el blog del Taller Literario José Félix Fuenmayor con la imagen que corresponde al barco en el cual Jorge Luis Borges realizó un viaje a Francia. Todos estuvimos de acuerdo y se le encargó esta tarea a Claudia Lama.

Luego de leer la relatoría, el profesor nos informó que para el concurso “El mejor taller RENATA”, se deben presentar al menos tres escritos de los talleristas elaborados durante el presente año. Nuestro Taller participará con el cuento “Tatuaje”, escrito por Patricia Lemus, a partir del ejercicio elaborado según el relato original y breve del venezolano Ednodio Quintero. Ante la inquietud de la autora de si era posible concursar con un cuento realizado a partir de la trama de otro, en este caso del cuento de Ednodio Quintero, el profesor Antonio trajo a colación el cuento de Gabriel García Márquez “Un día de éstos”, en el que el autor juega y parodia “Espuma y nada más”, muy divulgado el cuento de Hernando Téllez. La anterior analogía dio pie para las siguientes conclusiones:

• Gabriel García Márquez introduce un nuevo personaje, que es el niño.
• El narrador en “Espuma y nada más” está en primera persona y en el cuento de García Márquez, en tercera.
• En el final del cuento del Nobel de Literatura, la venganza sí se lleva a cabo.

El director del taller nos expresó que el fenómeno citado recibía el nombre de influencia y hoy se conoce como relaciones intertextuales. Por ejemplo, en Moby Dick se referencia el libro de Jonás de la Biblia, así como el poema romántico de Samuel Taylor Coleridge: “La balada del viejo marinero”. En La Eneida de Virgilio, se aprecian las dos obras cumbres de Homero: La Ilíada y La Odisea. Otras relaciones intertextuales se observan en el tema del doble, trabajado por: Poe, Dostoievsky y Borges.

¿A qué escritor no le interesa saber cuál es el cuento que está debajo del suyo? Entonces, a nosotros nos queda la inquietud de establecer las relaciones intertextuales de nuestros cuentos.

Aclarada la duda de la compañera Patricia, el profesor leyó el cuento “Tatuaje”, escrito por ella; luego dio las sugerencias con sus respectivos soportes, de las cuales resaltamos:

• El empleo del pronombre relativo “quien” no es aconsejable en los textos literarios. En su lugar se puede emplear el nombre del personaje o simplemente omitirlo.
• El pronombre relativo “quien” pone una distancia entre el narrador y el personaje, en contraposición a la familiaridad que debe reinar entre ellos.
• El punto y coma casi no se usa en los escritos modernos, en su lugar se escribe el punto.
• En aras de la economía y fluidez verbal se prefiere la forma verbal simple.
• La frase “En este instante” es un lugar común en las narraciones que en muchos casos se puede evitar.
• Si se va a separar el discurso directo de un personaje del discurso del narrador, se debe emplear la coma.
• El lugar del adjetivo en la frase trae consigo cambio de significado, no es lo mismo “mágicas historias” que “historias mágicas”, ni “pobre hombre” que “hombre pobre”.
• En ciertas ocasiones, para hacer más verosímil el cuento, es necesario que el escritor conozca o investigue acerca de lo que va a escribir.
• Es recomendable evitar las repeticiones de palabras. Entonces, ¿se reemplazan por sinónimos? No necesariamente, pues, es necesario tener en cuenta que la sinonimia absoluta no existe. ¿Qué hacer?: Se recomienda repetir la palabra o empelar otra expresión.

Ante un reparo de Alberto, relativo al verbo “cabalgar” como sustituto de hacer el amor, Rosa Peñaranda nos recordó que en el amor la mujer no es la única que cabalga, mediante estos versos de “La casada infiel”, escrita por Federico García Lorca:

Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos
.
A continuación, Mayra Mola nos llevó al pasado mediante la lectura de la bitácora de la jornada anterior.

Mucho interés generaron, enseguida, los minicuentos eróticos de Alberto Cortés, quien leyó siete de sus creaciones. El primero se titula “Boca cuántica”, el cual dio lugar a comentarios como: “¿De quién es la boca?”, “la interpretación depende de la imaginación de cada uno, a mí me parece que es sexo oral”. El autor expresa que, efectivamente, la boca recorre todo el cuerpo de la amada. El segundo cuento “Exorcismo” trajo consigo las siguientes reacciones: “Es un cuento machista”, “Es un cuento inspirado en el padre Alberto”, “El agua bendita no es el semen, es como un spray”, “Se siente una ambigüedad porque yo he estado presente cuando se hacen exorcismos y el padre no se quita la sotana”, “Hay que definir como está ella”, “Él echa agua bendita sobre su cuerpo desnudo”. El tercer cuento fue “La espera”, se sugiere evitar la repetición de “ven, ven porque suena a villancico”. Al director del taller le parece más un minicuento tierno que erótico. El cuarto cuento, “La traición”, fue clasificado como un cuento erótico-chistoso. El quinto, “La apuesta”, tenía como trama una apuesta pérdida de antemano. El penúltimo minicuento, “El parto”, trajo consigo risas pícaras, por ello se dijo que parecía un chiste y se comentó que para mejorarlo se le debía dar color a la bota y al zapato. El último minicuento, “Ruta”, le recuerda a una de las talleristas otro texto literario que ella había escrito.

Se acordó que Alberto sería el telonero en la primera sesión de “Así es el cuento…” con los siguientes minicuentos: “Boca cuántica”, “traición” y “Exorcismo”.

A todos nos genera el interés el leer a los grandes maestros de la literatura erótica, por ello el profesor Antonio nos recomienda los siguientes textos: “Arte de amar”, de Manuel Bandeira; “Oh dulce niña pálida”, de José Asunción Silva; “El libro del buen amor” de Juan Ruiz; “Estival” de Rubén Darío. A propósito de Rubén Darío, el profesor Antonio leyó los siguientes textos: “Lo Fatal” y “Canción de otoño en primavera”.

En la próxima jornada, se mantiene el compromiso de la semblanza para quienes aún no la terminan. Para su realización, el profesor nos vuelve a recordar la lectura de los capítulos xxvi, xxvii y xviii de Moby Dick. El profesor nos sugiere las siguientes ideas: colocarse en el lugar de un niño, un bebé, un borracho o un poeta. Además nos hace una reseña del libro de Enrique Serrano, “De parte de Dios”; en el cual hay semblanzas de personajes religiosos de la historia universal.

Hermes, el de los pies alados, nos trajo, finalmente, estos avisos:

• Nuestro escritor acompañante, Cristian Valencia, aún no está confirmado para el próximo sábado.
• La próxima semana se nos entregarán las fotocopias del cuento “La superviviente” de Marcos Swarz.
• Soraya Romero nos hará llegar los capítulos de Moby Dick a nuestros correos electrónicos.

Más frases para tomar en cuento

Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.
Augusto Monterroso

El novelista no debe alardear. Se es culto y punto. Se es inculto y no hay nada que hacer. Ningún disfraz es valioso. Ni la ignorancia ni la cultura pueden mimetizarse. Emergen solas, cuando menos se les espera. Son autosuficientes.
Héctor Rojas Herazo

A menudo oímos hablar de escritores que se engrandecen con su tema, aunque este parezca harto común. ¿Qué me ocurriría a mí al escribir sobre este leviatán? Inconscientemente mi caligrafía se expande en mayúsculas de letreros. ¡Denme una pluma de cóndor! ¡Denme el cráter del Vesubio como tintero! ¡Sostengan mis brazos, amigos! Porque en el simple acto de escribir mis pensamientos sobre este leviatán, esos pensamientos me agotan, me consumen con la extensión de su envergadura, como si quisieran incluir todo el ámbito de las ciencias y todas las generaciones presentes, pasadas y futuras de ballenas, hombres, mastodontes, con todos los imperios terrestres y del universo entero. ¡Tal es la virtud magnificadora de un tema inmenso y libre! Crecemos con su volumen. Para producir un gran libro hay que elegir un gran tema. Nadie podrá escribir nunca ninguna obra grande y perdurable sobre las pulgas, aunque muchos lo hayan intentado.
Herman Melville, Moby Dick (Cap. CIV)

No debemos olvidar que los grandes maestros de la prosa fueron casi todos poetas, unos públicamente, otros en el secreto de la intimidad, y es lo cierto que la buena prosa se escribe pensando en la poesía. La prosa está en cortés y continua guerra con el verso, y todo su encanto consiste en huir de la poesía y contradecirla: cualquier abstracción ha de ser expresada en tono burlón, como embromando a la poesía, y cada sequedad y cada frialdad de la prosa debe producir a la amable diosa de los versos un interesante desconsuelo; a veces hay aproximaciones y reconciliaciones entre ambos, pero siempre van seguidos de un repentino retroceso y una carcajada.
Friedrich Nietzsche


El que sabe que es profundo se esfuerza en ser claro, el que quiere parecer profundo al vulgo se esfuerza en ser oscuro, pues el vulgo tiene por profundo todo aquello cuyo fondo no alcanza a comprender: ¡es tan miedoso y tan opuesto a meterse en el agua!
Friedrich Nietzsche

No se quiere siempre ser comprendido cuando se escribe; a veces se desea no ser comprendido. Y no hace desmerecer a un libro el que haya alguno a quien parezca incomprensible; quizá entre las intenciones del autor figuró la de no ser comprendido por alguien. Todo ingenio distinguido y dotado de gustos distinguidos elige sus oyentes cuando quiere comunicarse, y al elegirlos se guarda de los demás. Las reglas sutiles del estilo tienen ahí su origen: alejan, crean distancias, prohíben la entrada, al par que abren los oídos de aquellos con quienes tenemos parentesco.
Friedrich Nietzsche

¿Qué es la originalidad? Ver algo que todavía no tiene nombre, que no puede ser denominado, aunque esté delante de todos los ojos. Dada la manera de ser de las gentes, el nombre es lo que hace visibles las cosas. Los hombres originales suelen ser los que dan los nombres.
Friedrich Nietzsche

El poeta que no sea realista va muerto. Pero el poeta que sea solo realista va muerto también. El poeta que sea solo irracional será entendido sólo por su persona y por su amada, y esto es bastante triste. El poeta que sea sólo un racionalista, será entendido hasta por los asnos, y esto es también bastante triste. Para tales ecuaciones, no hay cifras en el tablero, no hay ingredientes decretados por Dios ni por el Diablo, sino que estos dos personajes importantísimos mantienen una lucha dentro de la poesía, y en esta batalla vence uno y vence otro, pero la poesía no puede quedar derrotada.
Pablo Neruda

Yo no creo en la originalidad. Es un fetiche más de nuestra época de vertiginoso derrumbe. Creo en la personalidad a través de cualquier lenguaje, de cualquier forma, de cualquier sentido de la creación artística. Pero la originalidad delirante es una invención moderna y una engañifa electoral.
Pablo Neruda

Creo en la espontaneidad dirigida. Para esto se necesitan reservas que deben estar siempre a disposición del poeta, digamos en su bolsillo, para cualquier emergencia. En primer término, la reserva de observaciones formales, virtuales, de palabras, sonidos o figuras, esas que pasan cerca de uno como abejas. Hay que cazarlas de inmediato y guardarlas en la faltriquera. Yo soy muy perezoso en este sentido, pero sé que estoy dando un buen consejo. Maiakovski tenía una libretica y acudía incesantemente a ella. Existe también la reserva de emociones. ¿Cómo se guardan estas? Teniendo conciencia de ellas cuando se producen. Luego, frente al papel, recordaremos esa conciencia nuestra, más vivamente que la emoción misma.
Pablo Neruda