En la pasada edición de la separata Latitud del periódico El heraldo fue publicado el cuento "Pasteles navideños de Matilde" de la tallerista Adela Renowitzky. Nos alegramos con ella.
Para leerlo en la edición digital:
martes, 28 de diciembre de 2010
Cuento de Adela Renowitzky en Latitud
martes, 14 de diciembre de 2010
DOS ES MEJOR

miércoles, 3 de noviembre de 2010
ANTONIO GARCÍA ÁNGEL VISITA EL TALLER LITERARIO “JOSÉ FÉLIX FUENMAYOR”

El Taller Literario “José Félix Fuenmayor” fue distinguido con el premio Mejor Taller RENATA 2009 y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla, el Banco de la República, la Fundación La Cueva y el Centro Cultural Comfamiliar. Recientemente dos de sus integrantes, Patricia Lemus Guzmán y Adolfo Ceballos, fueron distinguidos como finalistas en el concurso de cuento de la Red, y su director, Antonio Silvera Arenas, obtuvo una mención de honor en el II Concurso Nacional de Micro relatos “Luis Vidales”.
La visita del escritor caleño incluye la ya mencionada conferencia abierta al público este viernes 5 de noviembre a las 3 P. M. en la Sala Múltiple del Teatro Amira de la Rosa, que se centrará en las bebidas preferidas del desencantado personaje de Álvaro Mutis.
Antonio García Ángel
Cali (1972). Obtuvo un grado en Literatura y otro en Comunicación, ambos en la Universidad Javeriana de Bogotá. Allí fue profesor entre 1998 y 2001, año este en que publicó su primera novela, Su casa es mi casa. En 2004 fue elegido en el Programa de Maestros y Discípulos de la firma relojera Rolex (The Rolex Mentor and Protégé Arts Initiative), mérito que le permitió trabajar bajo la tutoría del escritor peruano y hoy premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. En 2006 apareció su segunda novela, Recursos humanos, y en 2007 fue escogido como uno de los 39 escritores menores de 39 años más representativos de América Latina, en el marco del evento Bogotá Capital Mundial del Libro. Recientemente, la Editorial Norma ha publicado Animales domésticos, tercero de sus libros y el primero de cuentos. Se desempeña como columnista de la revista SoHo.
martes, 5 de octubre de 2010
I Encuentro RENATA Zona Caribe
viernes, 17 de septiembre de 2010
LITERATURA TAMBIÉN ES CULTURA 2010
José Fernández Madrid, buscando la independencia


HORA: 3 P.M.
LUGAR: Barrio Abajo, La Sala Teatro
DIRECCIÓN: Carrera 54 No. 52-36 Esquina
LOCALIDAD: Norte Centro Histórico
OCTUBRE 20: AMIRA DE LA ROSA... NO ES UN CUENTO ROSA
HORA: 3 P.M.
LUGAR: Barrio Nueva Granada IDETH
DIRECCIÓN: Calle 63 b No. 28-87
LOCALIDAD: Suroccidente
NOVIEMBRE 3: GERMÁN ESPINOSA, UNA CORONA DE ESPINAS
HORA: 3 P.M.
LUGAR: Salón Comunal Ciudadela 20 de Julio
DIRECCIÓN: Carrera 1 A No. 47-49
LOCALIDAD: Metropolitana
jueves, 26 de agosto de 2010
LA VISITA
LA VISITA
Fanny Cecilia Martínez
En una habitación de su apartamento, recostada en un diván, Olga mira hacia un punto más allá del rincón, a la espera de una visita que, sabe muy bien, no llegará. Se levanta dirigiendo sus pasos a la ventana para mirar a través del vidrio, pretendiendo adivinar cuándo dejará de llover. Camina impaciente de un lado a otro del salón, se sienta encendiendo la televisión y observa que no hay señal. Apaga, justo cuando un rayo ilumina la habitación y se escucha retumbar un trueno. Resignada, se sienta en el mecedor con un libro mientras se intensifica la lluvia, hay tal oscuridad que debe encender una lámpara para continuar su lectura. Está tan concentrada en ella que al principio no escucha repicar el timbre de la puerta. Ilusionada se mira en el espejo acomodando un rizo de su cabellera. Al tercer timbrazo abre la puerta descubriendo decepcionada que son tres de sus vecinitos quienes la buscan, como tienen por costumbre, para que les haga unas crispetas en el microondas y jugar al parqués. Uno de los niños estira su brazo entregando el paquete de maíz pira. Entran sin pedir permiso, encienden la luz y se sientan en el piso para esperar la merienda al tiempo que abren la caja, sacan el tablero del juego y ponen las fichas en el lugar de partida, mientras juguetean una y otra vez con los dados hasta que el microondas anuncia que el maíz está listo. Se oye el chasquido de los hielos cuando caen en los vasos y el susurro del líquido gaseoso cuando Olga destapa la botella. El sonido hace que los chiquillos estiren sus cuellos y tres pares de ojos ansiosos miren hacia la puerta de la cocina por donde aparece la bandeja con el refrigerio. Olga los deja comer embolatando el juego –hoy no soporta las chácharas infantiles– recoge las fichas y el tablero, les dice que lo dejen para otra ocasión. Los niños protestan, están aburridos. Al más pequeño se le iluminan los ojos, se quita la ropa mientras convida a sus amigos a bañarse bajo la lluvia diciendo:
–Bobo el último.
Bajan las escaleras entre gritos y risas, metiéndose en el primer chorro que encuentran. Arriba, ella levanta del piso la ropa que han dejado mientras un vientecillo frío estremece sus carnes. Se da cuenta que los niños no cerraron la puerta al tiempo que una de las vecinas asoma su cara preguntando por Tommy. Olga aprovecha la ocasión para hacer entrega de las ropas infantiles mientras se despide de ella, cerrando la puerta con cuidado.
A través del vidrio de la ventana de la sala oye sus gritos y las risas que llegan opacas por el sonido del agua que cae inclemente. La brisa se hace más fuerte, Olga ve como inclina la lluvia con su poder y mece las ramas cuajadas de brotes del verde biche característico de esta época del año. Suspira percibiendo el olor de la tierra mojada. El cielo, le recuerda las motas de algodón, esta vez de un gris plomizo que se extiende hasta donde alcanza su vista y se desgaja en grandes gotas que vapulean con fuerza lo que encuentra. De repente, todo se ilumina, mientras un estruendo sobresalta a los temerosos.
En la calle, las gotas se unen formando un arroyo que crece ante la intensidad de la lluvia hasta impedir el paso de los vehículos. Se imagina el tamaño y se conduele de aquellos que no tienen un techo seguro bajo el cual resguardarse del temporal.
Le parece que la lluvia amaina un poco. Nerviosa, revisa por quinta o sexta vez su maquillaje, vuelve a mirar por la ventana del cuarto, esperando ver clarear el cielo. Revisa el celular, para ver si tiene llamadas perdidas y se da cuenta que tampoco tiene señal. Camina de un lado a otro, se sienta, se levanta nuevamente. Está sola. Un trueno retumba y la lluvia cobra intensidad. –Es un diluvio –piensa, mientras vuelve a sonar el timbre. Esta vez es la mamá de Andrés, el más pequeño. Busca una de las medias que él se quitó.
–Deben tener cuidado, con la tormenta eléctrica –advierte Olga a la vecina, bajando con ella para llamar a los chiquillos. En la terraza están las madres de otros niños que se unieron al juego, con toallas listas para envolver a los niños que ya tiritan de frío y tienen sus deditos arrugados por el agua.
Oscurece, la noche se acerca y la lluvia persiste en su intensidad, Olga resignada regresa a su apartamento, cambia su ropa por otra más cómoda y toma su libro reiniciando la lectura, sabe que nadie se atreve a salir en días como este. Pero, justo cuando está más concentrada, vuelve a sonar el timbre de su apartamento
miércoles, 4 de agosto de 2010
MATERNIDAD
Maternidad
Luz Elena Arroyo Ruiz
Poco a poco me va cubriendo. Tierra en cada rincón. Está por todos lados, como mi madre. Escucho sus palabras suplicando perdón. No me interesa saber, no quiero enterarme. Su voz me recuerda que no pude escapar del ciclo: nacer, crecer, reproducirse y antes de morir, envejecer culpando a los hijos por lo que no pudo ser.
Mi hijo, él crecía en mi vientre odiando sus quejas al igual que yo. También me odiaba a mí. Me detestaba por someterlo a la pesadilla de repetir mi vida, podía sentir su rabia en cada movimiento, en cada malestar. Yo tampoco lo quería. Me fastidiaba como esta tierra que no logro quitarme de encima.
Empecé a desear que desapareciera para no soportar el sermón diario. Por su culpa debía aguantar a esa mujer que no dejaba de hablar. Caminaba de un lado a otro criticándome, recordándome todas las cosas que no podría hacer con un niño a cuestas. No perdía oportunidad para repetir “¡Te lo dije!”. Eso le daba cierto placer.
Estaba cansada de ambos, de su manipulación, sentía que me asfixiaban. Ella, que se creía más sabia que yo por el hecho de parirme. Y él, que seguía creciendo en mis entrañas.
Mi vecina me dio la solución anotada en un papel. Aunque un poco arriesgada por el tiempo de embarazo, era perfecta para recuperar la libertad que esos dos me habían quitado.
Funcionó bien, me deshice de él, pero ahora estoy aquí. Mi cuerpo no se mueve, mis pies no pueden llevarme lejos.
Deja de caer la tierra. Allá arriba, junto a los vivos, mi madre llora por nuestra ausencia.
lunes, 19 de julio de 2010
EL SEÑOR DE LOS DIENTES
Por: Angélica Rugeles
Cuando era pequeño, mi abuelo me arrancaba los dientes de leche con unos alicates, porque quería que me pareciera a un muñeco que él había visto en una feria. Yo intentaba calmarme, pensando que la llegada de los dientes nuevos pondría fin a mi sufrimiento. Sin embargo, mi hermana aseguraba que las cosas no sucederían de esa manera, sino que, por el contrario, mi abuelo nunca pararía de torturarme.
Crecí en un bosque, rodeado de animales. Mis padres vivían en otro país y mi hermana y yo nos quedábamos con mi abuelo.
A mis doce años ya tenía todos los dientes de hueso, y nada de lo vaticinado por mi hermana se hizo realidad. La acusé por mentirosa y le dije hasta el mal del que iba a morir por atormentarme. Ella simplemente volteó y me dijo en voz alta: «¡Eres un imbécil, en esa cabeza tan grande lo único que hay es aire!».
El día en que cumplí los dieciocho años, mi abuelo se acercó, me tomó de ambos brazos, me entregó una varilla de acero y me dijo: «Sujétala fuertemente, muchacho. Estaba esperando que te salieran las cordales para arrancarte todos los dientes otra vez».
viernes, 9 de julio de 2010
Las armas y las letras
por Antonio Silvera Arenas
A estas alturas de la historia, es significativo que tales sean las reliquias de los padres de la patria: la de Bolívar, rotunda, de piedra y a espaldas del Capitolio; la de Santander, alta y atrapada en el muro monumental, como un condenado ante un paredón.
En mis años de estudiante de derecho, cuando pasaba ante el ancho dintel que lucía la filosófica sentencia antes de que un rocker y un tanque de guerra la borraran por primera vez, toda ella me parecía una contradicción.
Y es, en efecto, una contradicción porque las leyes son como cadenas que limitan nuestra libertad. Leyendo, sin embargo, algunos años después, las tragedias de los dramaturgos atenienses y los comentarios respectivos de Octavio Paz, entendí que el ser humano siempre está expuesto a traspasar los límites y las normas, y que la verdadera tragedia no ocurre cuando Edipo rompe el tabú y se casa con su madre, en quien engendra hijos e hijas.
miércoles, 30 de junio de 2010
ESTRATO SEIS
Estrato seis
Claudia Lama Andonie
La ventana estaba abierta para que entrara la brisa de febrero a refrescar. El níspero susurraba. Ella no gritó, lo que gritó fue el golpe y luego uno de sus hijos cuando se dio cuenta. No escuché ninguno de los dos, pero me los vinieron a avisar, a convertir un sueño tranquilo en vigilia de pesadilla. La policía llegó pronto, sin bulla. El marido se agarraba la cabeza mientras paseaba su angustia. Los hijos como perdidos en el acontecimiento. Alguno intentó un reproche al padre, pero fue silenciado enseguida. Adentro sólo se escuchaban pasos de un lado a otro y voces discretas. Afuera, un oficial hacía anotaciones, la camioneta blanca esperaba a que los hombres de blanco salieran cargando la plancha metálica con la bolsa negra. Después silencio, como si no hubiera pasado nada.
Supo caer desde la ventana de su cuarto en el segundo piso. Quedó allí, en el patio, desnucada bajo la sombra nocturna del níspero que arrulló su última voluntad. Así se mató mi vecina, la de al lado, la del marido adúltero que le metía en su propia casa a los hijos de las otras. La que protestó con un sonoro golpe una madrugada de febrero. A la que saludaba al salir de mi casa, la que se sentaba a ver jugar a su nieto en la entrada como cualquier abuela bonachona. La que vi algunas veces detrás de su ventana mirando a la calle con mirada de presa.
miércoles, 16 de junio de 2010
El último viaje II
A. S. A.
El Ultimo Viaje II (Las Aventuras de Flora)
Adela Renowitzky
Después del tremendo susto que pasó Flora con la Guardia de Carreteras, toda la familia pensó que escarmentaría y dejaría de contrabandear. Pasados unos meses, sólo bastó que el turco Farid le calentara el oído con promesas de ganancias fabulosas, para que cayera en sus redes. Y una sed de aventuras se apoderó de su espíritu.
Como llegaba la temporada de fiestas de fin de año, la gente estaba dispuesta a gastar y a endeudarse con tal de lucir y aparentar. Ella sabía que -con su experiencia- no habría en toda la región una persona que se la ganara en el mercadeo y en el conocimiento de los gustos de los habitantes de su pueblo. Nadie como ella recorría las tiendas del país vecino, en donde se surtía para complacer a su numerosa clientela.
Así que pronto se vio, otra vez, en los puertos de Venezuela, de visita en las perfumerías francesas, en el regateo para obtener telas finísimas por mejor precio, escogiendo el último grito de la moda en la casa Chanel y admirando las delicadas porcelanas Lladró, que tanto entusiasmaban a las niñas casaderas de Ciénaga.
Gastaba su dinero con tanto placer y elegancia que los mayoristas cedían a su antojo, rebajaban hasta el límite sus precios y sacrificaban parte sustancial de sus ganancias, para congraciarse con tan espléndida compradora.
Su misión solo terminó cuando no le quedó ni una moneda en sus bolsillos.
II
Flora descansa cuando zarpa el barco en donde viaja con su preciosa mercancía. Hasta Riohacha goza de tranquilidad. Allí abandona la nave, dejando en manos del Capitán Trejos las maniobras de antemano acordadas con la Guardia Costera. El turco Farid ha sido encargado de esa vuelta, que enriquecerá con un buen billete a ese par de bandidos disfrazados de policías.
Y ya se acercan furtivamente a Ciénaga para el descargue.
III
Mientras tanto Flora, en su casa -en la penumbra- prende cirios a la virgen de la Merced; y con la familia reunida reza el rosario.
Ante tanta ansiedad, Luisa -su madre- le implora de rodillas que éste sea el último viaje. Y ella, en la angustia de la espera, lo acepta y lo promete. Pero no está segura de cumplirlo en el futuro. Nadie manda en Flora, sino ella misma.
Las horas pasan lentas, sin noticias. El cirio está apagado. Han terminado los tres rosarios con los Dolorosos, los Gozosos y los Gloriosos. Ya no hay más misterios que rezar. Cada uno se acomoda lo mejor que puede: en el sofá, en la mecedora, en las hamacas. Caen en una duermevela, colmada de sobresaltos y pesadillas.
El Capitán Trejos piensa que ésta es la fecha perfecta para llevar a cabo la aventura. Avanza callado, en su nave, en medio de la oscuridad de una noche sin luna, confiando el rumbo a las estrellas y en la componenda que el turco Farid ha culminado con los guardas. De vez en cuando una luz en la orilla lo anima. Ya casi coronan. Sueña con las promesas de riquezas para él y su tripulación.
Son las vísperas de la novena patronal y los grupos de amigos comienzan a llegar a la plaza, para los festejos. La población está distraída con juegos de azar y fuegos artificiales. Las parejas ingresan a la rueda del cumbión y no cesan de bailar, mientras los músicos, como en un trance místico, sudan, se emborrachan y siguen tocando sin parar. Las playas están desiertas.
Diez pares de ojos vigilan desde el barco, mientras la Guardia Costera se acerca sigilosa. Un movimiento imprevisto delata a los visitantes. Hay gran preocupación entre los marineros que no pueden dejarse atrapar con el contrabando a bordo, porque irían a la cárcel.
¨Desde la distancia se oye: “¡Allá, en el barco! ¡La Guardia con el Comandante Espitia subirá a requisa!”
“¡Turco de mierda!” –se lamenta Trejos- “¡Le dije que contactara al Comandante Paredes, el que acepta todos los sobornos! ¡Y se mete con Espitia, el malparido cachaco que nos odia a muerte!”
Y, presuroso, contra su voluntad, avisa a sus hombres: “¡Abortar Operación Flora!”
La tripulación sigue la orden recibida de su Capitán y la ejecuta sin contemplaciones. A una, nerviosos y desesperados, los marineros tiran los bultos al agua y se olvidan de los sueños de una fácil fortuna, de mujeres y de juergas interminables.
Son las dos y treinta de la madrugada. Una gritería despierta a Flora y a sus parientes. Curiosos se asoman detrás de las persianas. Pareciera que todo el pueblo estuviera disfrutando de las fiestas y carnavales.
Lo cierto es que para muchos son los mejores festejos en años. Corren cargados con porcelanas, perfumes, cortes franceses y bellos vestidos. Con gritos avisan a sus familiares, para que todos se aprovechen del botín que llega flotando hasta la orilla.
Flora siente un frío de muerte. ¡Qué ganas de salir corriendo a rescatar lo que le pertenece!
Pero sabe que está perdida y se declara a si misma impotente ante los hechos cumplidos. Ha caído en una trampa. Ante los presentes reconoce su desgracia y les da la orden de callar -para siempre- el terrible final de su osadía. No puede llorar sobre la pérdida de su fortuna, ni levantar la más mínima sospecha porque el pueblo entero estará pendiente de su reacción; los mismos que ayer le compraban cremas y perfumes, hoy, al menor descuido, estarán prestos a darle la puñalada.
Y, enfática, les recuerda que en su discreción está comprometida su libertad. Nadie podrá descubrir, jamás, su fracaso. Será otro secreto que la familia habrá de llevarse a la tumba.
A las siete de la mañana la visita el Comandante de la Guardia Costera. Ella intuye que es el mismo hombre que la ha traicionado.
Empolvada y perfumada lo recibe con una sonrisa. Imposible pensar que es la misma Flora ojerosa y destrozada, que apenas ha dormido dos horas.
“¿Sabes del alijo que cayó anoche en el puerto?” Le pregunta el Comandante, escrutador.
Y ella, como si nada le importara, le contesta: “¡Señor! ¡Cómo no enterarme con la tremenda bulla que nos despertó en la madrugada!”
“Era tu cargamento, Flora.” Y la mira a los ojos, deseando desenmascararla.
Ella, insolente, le sostiene la mirada. “¡Cómo se le ocurre, Comandante! ¡No sé de qué está usted hablando!”
Disimula su pena, aunque desespera por volver a la soledad de sus desdichas. Luego de hablar de algunas cosas intrascendentes y de compartir un interminable café, lo despide cortés y cierra la puerta.
Sola, sin nadie alrededor, se desploma en el sofá.
Ahora sabe que, definitivamente, éste ha sido su último viaje.
miércoles, 2 de junio de 2010
VISITA DE ANTONIO GARCÍA ÁNGEL
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Números redondos
(Fragmento)
-¿Sabías que hace tiempo perdí la cuenta de cuántas veces lo hemos hecho?
-No.
-Llegué como a treinta y cinco y de ahí en adelante se me fue olvidando contar.
-Mejor así.
Están a oscuras. Nadia lo abraza por la espalda. Los pies entrelazados. Afuera llueve.
-En realidad fue desde que empecé con Sebastián.
-Es raro oírte decirle así, antes era Peralta.
-Antes.
Suena el celular de Nadia. Ella se voltea, mira la pantalla, dice "Hablando del rey de Roma" y contesta.
-Aló. Hola. ¿Cómo llegaste? Yo, bien. Aquí, en la camita. Está haciendo un frío... ¿Qué tal el hotel? Ay, mi amorcito, me encantaría estar allá contigo.
Raúl se aparta, enciende la lámpara de su lado. Nadia continúa hablando, melosa, consentida, se despide con un sonoro beso.
-"Mi amor" -recalca él.
-Mi amorcito -corrige ella.
-¿Y si le da por llamarte al fijo?
-Siempre llama al celular.
-Yo sé que no puedo hacer reclamos, pero... -Raúl mira a la ventana de su cuarto. El cielo está negro y la ciudad titila en medio de las gotas que se quedan pegadas al vidrio.
-Entonces no reclames nada.
miércoles, 19 de mayo de 2010
UN FERRY EN EL DIQUE O POR LOS CAMINOS DE MAHABANA

El lugar escogido fue el Colegio San Luis Beltrán, en donde se concentraron alrededor de quinientos estudiantes de ambos sexos, tanto de este plantel como de la Escuela Normal del municipio. Un comité de recepción, conformado por las autoridades de los dos colegios pero sobre todo por los miembros de la Casa de Cultura de Manatí, nos dio la bienvenida. A eso de las 10:30 de la mañana, cuando se habían terminado de repartir los materiales de trabajo entre los estudiantes para que pudieran ilustrar las historias que los tres lectores iban a leer, se dio inicio a la actividad propiamente. De los dos talleristas asistentes, me tocó la suerte de echarme primero al agua, con un cuento titulado “Sólo muchachos”, resultado del ejercicio propuesto en el taller literario de elaborar una historia a partir del argumento de “Misa de gallo”, el extraordinario cuento de Joaquín Machado de Asís. A continuación, Stewill Vega tomó el micrófono para leer su cuento, titulado “Último día de clases”, una historia de futbol y premiación en el colegio pero también de frustración deportiva y de sueños idealizados. Por último, Andrés Felipe Solano completó el triángulo regalándole al auditorio la lectura de “El mamut congelado”, una interesante historia basada en un caso real sobre un emigrante colombiano que llegó un día a Alaska en busca de mejor futuro y que después de excavar una zanja en el hielo para enterrar una tubería de una compañía petrolera, encuentra el cadáver de un mastodonte prehistórico perfectamente conservado. La historia concluye cuando Jerry, el protagonista de la historia, comparte a manteles con sus compañeros de faena una abundante porción de la posta del mamut.
Finalmente, se le pidió a la artista plástica invitada que seleccionara los trabajos de los estudiantes que a su juicio hubieran interpretado mejor el cuento de su predilección. Fueron quince los estudiantes ganadores, a los cuales la Fundación La Cueva les dio como premio sendos libros de reconocidas casas editoriales. Concluida la actividad, les fueron repartidos refrigerios a todos los estudiantes, patrocinados por las entidades que apoyan la labor cultural de La Cueva.
A la delegación llegada de Barranquilla, en cambio, le esperaba un prometedor almuerzo con pescado frito y patacón pisao a la orilla efervescente del río en el Estadero de Gladis. Luego de un corto recorrido por algunas calles del pueblo, emprendimos, en efecto, camino hacia el sur profundo del Departamento: el cono formado por el río Magdalena y el Canal del Dique, brazo artificial trazado y construido por los españoles en tiempos de la Colonia, con la mano de obra de los esclavos traídos del África. Llegamos también al caserío de Las Compuertas, el lugar en que el Dique alimenta por este tipo de mecanismo, a manera de esclusas, los canales de riego de la rica y fértil región rural de Manatí. Tuvimos oportunidad de divisar los hermosos paisajes que nos regalaba el embalse de Guájaro, así como la abandonada sede del hoy tristemente célebre Incora, que despertara tantos y tantos sueños a los campesinos de aquella depresión geográfica, ubicada a cuatro metros por debajo del nivel del mar, no solo de Manatí sino también de Repelón, Rotinet, Santa Lucía, Villa Rosa y Aguada de Pablo.
De ese modo se cumplió una vez más la cita que reúne a pintores y escritores alrededor de la lectura para que la literatura siga pintando bien.
viernes, 16 de abril de 2010
TRES DE UNA O UNA BITACORA POR TRES
Día 1 (Marzo 06 de 2010)
A las dos y treinta de la tarde, en las instalaciones del Centro Cultural Comfamiliar, ubicado frente al parque ‘Los Fundadores’, sobre la carrera 54 en la ciudad de Barranquilla, se dio inicio a la primera sesión del Taller Literario ‘Felix Fuenmayor’ liderado por el profesor Antonio Silvera.
Fue una jornada caracterizada por la timidez del primer encuentro, pues acudieron los nuevos talleristas, escogidos de un numeroso grupo que participó en una convocatoria virtual, publicada en el Blog del Taller, adscrito a la red de Talleres de Escritura Creativa RENATA. Superada esta etapa, el profesor Silvera explicó la dinámica y metodología del Taller, encaminado a mejorar las aptitudes literarias de sus participantes, además del obvio fomento a la cultura de las letras a nivel local. Así pues, se indicó de manera muy clara que los participantes no sólo acudían para escribir, sino también para leer, y esto implicaba una serie de autores clásicos y modernos, quienes han determinado la herencia literaria de la cual deben nutrirse los nuevos escritores.


De esta forma, el primer compromiso propuesto

Finalmente, se dejó como compromiso para los talleristas crear narraciones o poemas en los que se pueda apreciar el equilibrio literario que plantea S. Heaney.
Día 2 (Marzo 13 de 2010)
Tal como se había establecido en la sesión anterior, los talleristas compartieron sus creaciones literarias con los propósitos literarios planteadas en ella. La dinámica consistió en que el autor(a) leía su relato o poema, y posteriormente el resto del grupo compartía su análisis del texto. Después de escuchar las opiniones y críticas, el autor(a) tenía el uso de la palabra para manifestar sus puntos de vista al respecto. Esta actividad se llevó gran parte de la sesión.
Después el profesor Silvera compartió apartes de la obra titulada ‘Short Story Writers & Short

Día 3 (Marzo 20 de 2010)
De acuerdo con el compromiso de la sesión pasada, los talleristas hicieron lectura de dos


Luego de leer ambos relatos se llegaron a las siguientes conclusiones:
1. Ambas narraciones tienen temáticas sospechosamente similares, lo cual puede llevar a múltiples interpretaciones del por qué de estas coincidencias.
2. Las narraciones logran entretener y cautivar al lector, de principio a fin.
3. El final de ambos relatos no busca ser ‘efectista’. Simplemente es el desenlace natural que deviene de los acontecimientos de la narración.
4. Ambos autores logran la participación del lector a través de la descripción de los acontecimientos, sin entrar de lleno en los pensamientos y sentimientos de los personajes, dejándose –aparentemente– llevar por ellos. Es decir, utilizan la sugestión –de sugerir–, más que la indicación puntual de lo que ellos desean, dejando así un margen para la interpretación subjetiva del lector.
5. En ambos relatos, el uso del lenguaje es preciso para describir las circunstancias de los personajes y su entorno, utilizado como herramienta para mostrar, logrando así involucrar al lector. Por lo que no hay un desperdicio del lenguaje. No exageran, ni se detienen en descripciones innecesarias o redundantes.
6. De esta forma ambos narradores no juzgan las motivaciones o conductas de los personajes, dejándolo en manos del lector. Simplemente se limitan a mostrar los acontecimientos; el resto lo aporta el lector.
Finalmente, quedó como compromiso el que los talleristas intentaran crear historias donde se haga algo parecido. Es decir, tomar el argumento de una conocida narración y reinterpretarla convirtiéndola en una historia propia, con desenlaces diferentes.
domingo, 4 de abril de 2010
La literatura se pinta de esperanza en Suan


Por Claudia Lama Andonie
El viernes 26 de marzo del 2010, Suan nos acogió temprano por la mañana con sus calles tranquilas y un grupo de estudiantes bien formados en una de ellas. Creímos que nos esperaban, pero en realidad comenzaban a esa hora un viacrucis, en víspera de la Semana Mayor. Debimos esperar a que cumplieran primero sus deberes con Dios que su cita con el arte.
Suan, corregimiento del Atlántico, ofrece un paisaje familiar: calles de tierra, aire limpio, bicitaxis coloridos, casas sencillas, árboles imponentes y gente amable. Se respira orden y tranquilidad. Su geografía es plana y por el sur corre el río Magdalena.
En esta oportunidad, “La literatura pinta bien”, proyecto que la Fundación La Cueva lleva a cabo en los municipios del departamento del Atlántico desde el 2008, trajo como escritor invitado a Adolfo Ariza Navarro, ganador del premio Juan Rulfo 2009 de novela corta, y al artista plástico Alex De La Torre. Además, y como es costumbre desde el inicio del proyecto, los estuvimos acompañando dos integrantes del taller José Felix Fuenmayor, Fanny Cecilia Martínez y Claudia Lama Andonie.
Esperamos a los estudiantes del Colegio La Santísima Trinidad en la cancha de la institución. A medida que fueron llegando, les fueron repartidos los materiales necesarios para la actividad, que consiste en que los estudiantes ilustran el cuento leído por el escritor invitado.
Y comenzamos. Lina Robles, coordinadora del proyecto, hizo la presentación del evento y cedió la palabra al profe Antonio Silvera, director del Taller. Fanny fue la primera en intervenir, leyendo su cuento “La venganza” y seguí con el mío, titulado “Ficciones”. A continuación, leyó Adolfo Ariza un par de poemas de su libro, Regresemos a que nos maten, amor, premio de poesía ciudad de Santa Marta 2008. Escogió “Poema inicial” y “El ahijado”.
Y luego los estudiantes del colegio La Santísima Trinidad y Alex De La Torre (para apreciar su obra visitar el blog www.alexdelatorrecarbonell.blogspot.com) se dedicaron a ilustrar los poemas. Fanny, artista plástica también, se sumó a ellos.
Durante ese tiempo tuve oportunidad de charlar con Adolfo Ariza a propósito de su novela, ganadora del Juan Rulfo, Mañana cuando encuentren mi cadáver. Alcanzamos a conversar un poco sobre el papel de la literatura, sobre la diferencia entre el periodista o el escritor a la hora de abordar los acontecimientos de la realidad, de cómo el escritor tiene la oportunidad de ir más a fondo y del posible rol del escritor como voz de aquellos que no la tienen. Literatura comprometida. En varias ocasiones hemos discutido en el Taller el papel social de la literatura, llegando principalmente a la conclusión de que el compromiso de la literatura es con el arte, es decir, es de carácter meramente estético. Interesante es de todas formas echar un vistazo a los textos que se leyeron en Suan. En “La venganza”, un hombre al que acaban de despedir de su trabajo, derrotado y resentido con la vida, planea una venganza. En “Ficciones”, una adolescente marginada fantasea con una realidad a la que no tiene acceso. Los poemas de Adolfo Ariza retratan el dolor y la impotencia de quienes han sufrido la violencia y el desplazamiento en Colombia. Estos cuentos y poemas nos presentan a los marginados, los perdedores, las víctimas, en todo lo descarnado de sus respectivas realidades. Las pasiones y las cruces de hoy día, mayores o menores. Se escribe por muchas razones, entre ellas quizá está la de suscitar algún tipo de resurrección en la humanidad del lector. El arte es también esperanza, catarsis, conmoción y en ese sentido se puede afirmar que cumple un rol social de gran importancia. Eventos como “La literatura pinta bien” nacen también de la esperanza y son dignos de todo el apoyo.
El evento terminó con la premiación de los diecisiete mejores dibujos realizados por los estudiantes, los cuales fueron escogidos por los escritores y los artistas plásticos. Un momento de mucha expectación y alegría para los chicos. Al terminar, la cancha se fue despejando hacia el inicio de las vacaciones de la Semana Mayor. Luego los visitantes disfrutamos de un delicioso almuerzo en un restaurante local y un breve tour por el pueblo, guiado por el secretario de cultura de Suan. Tuvimos la oportunidad de apreciar el río Magdalena, la iglesia y diferentes instituciones. El regreso a Barranquilla fue tranquilo, todos estábamos cansados, pero satisfechos: Un último vistazo a los bellos e imponentes árboles que se mostraban a nuestro paso por las carreteras del Atlántico antes de ingresar de vuelta al caótico gris urbano.
jueves, 18 de marzo de 2010
PROCESO DEL TALLER

(Apuntes para responder algunas inquietudes de alguien que deseaba saber qué es un taller de literatura y mi visión particular del mismo, lo que, me parece, puede resumir la intención de las dos primeras sesiones llevadas a cabo este año con los nuevos integrantes del Taller Literario “José Félix Fuenmayor”)
Un taller es un espacio para construir, por eso supone un permanente proceso. No hay cabida en él para los límites definitivos. Su naturaleza es la exploración, el ensayo. Lo que no significa improvisación ni nada parecido. Al contrario, cada uno de los elementos para ensayar (llámense personajes, ambientes, descripciones, diálogos, narradores, tramas, focos, puntuación, poesía…) deben tratarse con rigurosidad. Para esto la materia prima está constituida por los textos de los maestros. Y aquí empiezan quizá las contradicciones porque he hablado antes de ausencia de límites, pero no puedo concebir un taller de cuento en el que en vez de leer a Chejov o a Borges, se opte por el libro de Juan de los Palotes.
Acaso, por esto, el primer deber del director del taller es mostrar al escritor incipiente los autores básicos. Incluso, una vez hecho esto, el guía del taller puede dar por cumplido esencialmente su trabajo. Con el norte trazado por obras fundamentales como Las mil y una noches, los cuentos de los autores medievales (Boccaccio, don Juan Manuel, Chaucer) y los modernos, que incluyen a Poe, Mauppassant, Borges y Chejov, una persona inteligente y abierta avanzará por la senda segura del género. Lo que le permitirá llegar a otros grandes y a discernir lo esencial en la creciente maraña de los muchos libros.
Como puede verse, entre los autores nombrados, solo aparecen dos de nuestra lengua. Pero esto no es un óbice para excluirla. A veces, el joven autor, obnubilado por la intemporalidad característica de las traducciones, olvida que todos los textos están escritos en una lengua precisa, lo que supone una ubicación real en el tiempo. Así entonces, el escritor no puede olvidar que el material con que trabaja es la palabra, la palabra propia, es decir, la que aprendió arrullado por la madre o quien haya ocupado su lugar.
Admitido esto, el guía del taller ha de enseñar a los aprendices la importancia de leer, leer siempre, y en especial a los autores más significativos de su lengua. En principio, en el género de su incumbencia, que, en nuestro caso, cuenta con aportes de Rubén Darío, Borges, Rulfo o Julio Ramón Ribeyro… No obstante, el autor incipiente debe reconocer desde el comienzo que la literatura es una sola y, tratándose de narraciones, allí está el gran Cervantes y su novela, todavía más grande que él. También contamos con los poetas. No se concibe un relato sin poesía. La poesía es el elemento sustancial de toda literatura y, si es un deber enseñar al cuentista las siete letras antes mencionadas del ABC en su campo, no lo es menos que el prosista, para serlo, debe conocer y apreciar la poesía. En nuestra lengua lo mínimo sería Jorge Manrique, San Juan de la Cruz, Darío, Martí, sor Juana, César Vallejo…
Y claro, está el punto de escribir. Nuestra principal razón de ser. Desplegar una frase o moderarla cuando sea necesario, reestructurar el orden del relato, valorar la conveniencia de una palabra, definir qué clase de narrador precisa la materia del relato, quitar o poner una coma. He ahí las principales cosas que debe aprender un escritor. Quizá la lección más importante en este sentido no esté en los ejercicios específicos sino en aprender a revisar lo que se ha elaborado, en desarrollar un criterio tal que el escritor llegue finalmente a desenvolverse en la soledad de su trabajo. Entendiendo siempre, eso sí (con Seamus Heaney), que su deber consiste en acreditar la vida y la poesía, en tender un puente, a través de su arte, para salvar las diferencias entre las puras e inermes verdades del corazón humano y la casi siempre hosca y decepcionante realidad.
miércoles, 10 de marzo de 2010
UNA MUJER SOBRESALIENTE

Desde su ingreso al Taller, hace aproximadamente un año, Adela se ha destacado por su esmerada dedicación al trabajo y el aprendizaje en el complejo código de esos dibujos elementales que representan los sonidos articulados. Y, así como su talento se ha manifestado en el arte de la pintura, ya empezamos a disfrutar en el de la escritura los frutos de su esfuerzo y de su particular gracia. Los comentarios favorables que sus textos han sugerido a los escritores asociados que nos han visitado son una constatación de ese trabajo serio y promisorio.
Felicitaciones, Adela.
miércoles, 24 de febrero de 2010
RESULTADOS CONVOCATORIA 2010
Luz E. Arroyo Ruiz
Yorlene Bolívar
James Camargo De Alba
Adolfo Ceballos Vélez
Miriam Crespo Galván
Iván Darío Duva Ruiz
Iryeilin Michelle Estrada Iglesias
José Guisa Bohórquez
Danibes González Mendoza
Liliana Jalk
Andrea C. Lozano Rosales
Elsie Parra
Angélica Rugeles
Tibaldo Serpa Anaya
Karen Suárez
Viviana Paola Vanegas Fernández
Sephanía Vásquez Bautista
Wilfrido Vásquez
Oriel Zambrano Vergara
martes, 2 de febrero de 2010
Tres nuevas sobre el cuento

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http://mediaisla.net/revista/2010/01/el-ultraclasico-canon-del-cuento-de-harold-bloom/

martes, 26 de enero de 2010
CONVOCATORIA 2010
CONVOCATORIA 2010

El escritor Nahum Montt y talleristas (Mayo de 2009)
El Taller Literario “José Félix Fuenmayor” funciona en Barranquilla desde el año de 2006 y es la propuesta local del programa RENATA (Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa) del Ministerio de Cultura. Cuenta con el apoyo de la Secretaría Distrital de Cultura, el Banco de la República, el Centro Cultural Comfamiliar y la Fundación La Cueva. Es dirigido por el escritor Antonio Silvera Arenas y sus sesiones se llevan a cabo los sábados de 2 a 6 P. M.
Su blog es: http://www.tallerfuenmayor.blogspot.com/, y su dirección electrónica: tallerjffuenmayor@hotmail.com
El Taller ha privilegiado el género del cuento, por lo que su objetivo fundamental consiste en propiciar las condiciones necesarias para que los talleristas elaboren narraciones cargadas de valor estético; sin embargo, no es ajeno a las demás manifestaciones de la literatura en sus distintas modalidades: poesía, novela, dramaturgia, ensayo, crónica…
El Taller “José Félix Fuenmayor” ha obteniendo resultados valiosos y promisorios, expresados en el reconocimiento a sus miembros mediante publicaciones y premios de importancia nacional, el último de los cuales lo amerita como el Mejor Taller RENATA 2009. Localmente, el Taller lidera el programa “Literatura también es cultura”, que, desde el año 2008 y con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla, se ha venido desarrollando en diferentes casas de cultura y escuelas de la ciudad con el objetivo de fomentar el conocimiento de los principales autores literarios de la región.
Como nodo local de la red RENATA, el Taller cuenta con la figura de un escritor acompañante, quien hace las veces de tutor y cuya función ha sido cumplida por tres reconocidos autores: Ramón Illán Bacca, Cristian Valencia y Antonio García Ángel. También por su vinculación a la Red y la calidad de su trabajo, los textos de sus miembros han hecho parte de las antologías de cuento que hacen parte del programa como la titulada Este verde país (2009), y su director participa en programas como el Concurso Nacional de Cuento MEN-RCN” y el proyecto “Libertad bajo palabra”, que se desarrolla en varios establecimientos penitenciarios del país.
Convocatoria
El Taller Literario “José Félix Fuenmayor” convoca a la vinculación de 20 nuevos integrantes, de acuerdo con las siguientes condiciones:
• Ser mayor de 17 años o bachiller.
• Enviar hoja de vida resumida (máximo 15 líneas), con dirección electrónica, a más tardar el 20 de febrero de 2010, a la siguiente dirección:
tallerjffuenmayor@hotmail.com
• Adjuntar texto literario, preferiblemente narrativo, no mayor de tres páginas (22 líneas por cada una) o, en su defecto, un escrito en el que el aspirante explique brevemente (máximo 15 líneas) la razón por la cual le gustaría hacer parte del taller.
Los resultados se darán a conocer en el blog del Taller (www.taller fuenmayor.blogspot.com) el día 23 de febrero y las sesiones se iniciarán el 27 de febrero.
• Sitio de reunión: Centro Cultural Comfamiliar
• Horario: sábados 2-6 P.M.
• Se aclara que la vinculación al taller tiene el carácter de una beca, por lo que tanto la inscripción como la efectiva vinculación de quienes resulten seleccionados carecen de costo.