lunes, 19 de julio de 2010

EL SEÑOR DE LOS DIENTES

Y aquí va nuestro tercer cuento en cuestión, de Angélica... No olviden comentarlo según los criterios propuestos (argumento, trama, narrador, personajes, ambiente, recursos literarios y lenguaje)

El señor de los dientes
Por: Angélica Rugeles

Cuando era pequeño, mi abuelo me arrancaba los dientes de leche con unos alicates, porque quería que me pareciera a un muñeco que él había visto en una feria. Yo intentaba calmarme, pensando que la llegada de los dientes nuevos pondría fin a mi sufrimiento. Sin embargo, mi hermana aseguraba que las cosas no sucederían de esa manera, sino que, por el contrario, mi abuelo nunca pararía de torturarme.

Crecí en un bosque, rodeado de animales. Mis padres vivían en otro país y mi hermana y yo nos quedábamos con mi abuelo.

A mis doce años ya tenía todos los dientes de hueso, y nada de lo vaticinado por mi hermana se hizo realidad. La acusé por mentirosa y le dije hasta el mal del que iba a morir por atormentarme. Ella simplemente volteó y me dijo en voz alta: «¡Eres un imbécil, en esa cabeza tan grande lo único que hay es aire!».

El día en que cumplí los dieciocho años, mi abuelo se acercó, me tomó de ambos brazos, me entregó una varilla de acero y me dijo: «Sujétala fuertemente, muchacho. Estaba esperando que te salieran las cordales para arrancarte todos los dientes otra vez».

11 comentarios:

adela renowitzky dijo...

Me gusto la historia macabra de los dientes, que remite a las visitas al dentista, que todos tememos.
Original y concisa pero contundente!

Claudia dijo...

Argumento: este cuento bien podría ser una pesadilla. En apariencia es simple, pero es perturbador, allí tiene su encanto, lo retorcido del abuelo en contraste con la ingenuidad absurda del nieto. No lo deja a uno indiferente, es como si tocara alguna fibra interior, algún temor que todos tenemos. Además transgrede la idea común de “abuelo”, este es un sádico.

Trama: da la impresión de tener vacíos, de que algo falta. Puede ser mejorada la trama. Por ejemplo, ¿por qué los padres viven en otro país y estos chicos se quedaron con el abuelo? También se puede mostrar más el sufrimiento del chico cuando le sacaban los dientes de leche y luego la férrea resistencia a creer en la maldad del abuelo contra toda evidencia y el testimonio de su hermana. ¿Y es que no pasa en la vida, que nos resistimos a ver la realidad cuando no nos gusta?

Se podría ampliar la trama del cuento para retratar el ambiente enfermo en el que crece este chico.

Creo que el párrafo final está bien desde el punto de vista de que lo que importa en el cuento no es si el abuelo logró su cometido, sino enfatizar el desengaño del muchacho que siempre ha querido creer en la bondad del abuelo, su “tutor”, quien supuestamente debe protegerlo.

Si la intención inicial de Angélica fue poner en la mesa estas cuestiones de la vida… este cuento es muy bueno. En apariencia ingenuo, pero brutal en el fondo. Sólo necesita más desarrollo.

Claudia dijo...

Narrador: creo que con el narrador que escogió Angélica se puede lograr el cuento, sobre todo por el párrafo final donde el chico sufre el desengaño.

Personajes: tres personajes que son suficientes. Claro que se pueden trabajar más. Matizar al abuelo por ejemplo. ¿Qué pasó con el abuelo todos esos años en los que no infringió sufrimientos al chico, qué pasaba con la hermana, por qué ella sabe lo del abuelo? Recalcar más el desamparo de la hermana, que sabe que vive con un sádico, pero igual se queda quizá porque no tiene alternativa. ¿Qué tan mayor es la hermana con respecto al muchacho?

Ambiente: está apenas nombrado. Se puede trabajar más y mejora el cuento. El bosque se presta para mostrar el aislamiento en el que viven estos personajes y crear la atmósfera de lo que está oculto, pero al acecho. Sonidos de animales en las noches, no sé, da para mucho.

Esto por ahora. Me parece que este cuento tiene mucho potencial. Si no estoy mal, Angélica es estudiante de psicología, este cuento tiene un fondo psicológico fuerte. Hay que explotar eso.

Patricia Lemus dijo...

Para que el cuento sea más entendible considero que se debe trabajar más la personalidad sádica del abuelo. El hombre le quiere sacar los dientes al nieto para que se parezca a un muñeco que vio en una feria. Esta explicación deja en claro que el abuelo está perturbado, pero no sé, me gustaría que hubiesen más detalles.

Luz Arroyo dijo...

Me parece una historia que te hace sentir miedo.
Cuando pasan los años y no ocurre nada con el abuelo, como que uno se tranquiliza y hasta se identifica con la calma del muchacho. Tal vez haria falta describir mas al abuelo, dotarlo de una fuerza descomunal, porque asi es creible que pueda arrancarle todos los dientes a un muchacho de 18 años.
El cuento puede ser mas siniestro todavia, tiene mas cosas por explotar, por ejemplo que paso en la feria con ese muñeco. Incluso ese podria ser otro cuento.
En especial me gusta que sea un cuento corto y que te atrape a medida que lo lees. Ademas que te deja asustado.
Muy bueno !!!

Fanny Cecilia Martínez Manotas - Pinturas dijo...

Tambien opino que puede desarrollar más el cuento, sobre todo en cuato se refiere a los padres, porque una persona no se convierte en sádico de la noche a la mañana. El hijo o la hija que es uno de los progenitores de los protagonistas, debió sufrir de alguna manera el sadismo del viejo. Sabiendo esto, no es posible que hubieran dejado a los chicos a su cuidado.

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

ARGUMENTO: En principio, vienen a mi mente tres historias relacionadas con dientes y, en particular, con su extracción: “Berenice”, de Edgar Alan Poe; “Un día de estos”, de Gabriel García Márquez y los capítulos IV-VI de la primera parte del Popol Vuh. En este último, Vucub-Caquix, una especie de dios impostor, se jacta de ser el sol, fundamentalmente, porque comparte con la estrella, la virtud del brillo, expresado en sus ojos y dientes. Su castigo, llevado a cabo por los gemelos Hunhapú e Ixbalanqué, que son los verdaderos dioses del cielo (el sol y la luna reales), consiste en sacarle los dientes y los ojos, por lo que pierde su gracia y su jactancia.

Es seguro que hay otras historias sobre el tema, pero por lo pronto ya he sugerido a Angélica la lectura de las dos primeras y ahora agrego el fragmento del Popol Vuh. Quizá su lectura puede darle luces para desarrollar su propio relato, que, en general, los comentarios anteriores sugieren.

TRAMA: Estoy de acuerdo en que convendría desarrollar algunos aspectos del relato. No necesariamente para hacerlo más extenso, sino más preciso en lo que pretende sugerir (al hablar del lenguaje se aclarará).

Respecto a la secuencia de las acciones, que es lo que constituye la trama, veo que se estructuran en un orden cronológico o lineal, que sigue tres etapas en la vida del narrador-personaje: su infancia, la pubertad y la mayoría de edad. A lo largo de esas edades se forman y caen los dientes de leche y salen los de hueso hasta completar con las cordales, justo al comienzo de la vida adulta o cuerda (de allí, como sabemos, el nombre de las últimas muelas). Fuera de simbolismos, para la historia es importante que haya dientes que sacar y el motivo para extraerlos está planteado en el hecho de un muñeco que al parecer no los tenía y que el abuelo había visto en una feria. Ello sugeriría, acaso, que la única persona a quien le saca los dientes es al narrador (quien así se parecería al muñeco). Sin embargo, también está la posibilidad de que igual lo haya hecho con la hermana del narrador, quien le advierte que así será siempre, lo que se justificaría por su propia experiencia. Y una tercera posibilidad es que no necesariamente el abuelo le haya sacado los dientes a la hermana, sino que la haya torturado y la siga torturando de otra manera. La segunda posibilidad, si es lo que se quiere expresar, quizá debería al menos indicarse. Si se trata de la tercera, quedaría mejor como está para que el lector medite al respecto. La ausencia de los padres y el aislamiento de los nietos (viven en un bosque), sugeriría la indefensión de los nietos y el sadismo del viejo que varios han señalado.

En conclusión, si la intención de Angélica es la tercera opción, creo que el cuento está bastante bien; pero si fuera la primera o la segunda, necesariamente se debe desarrollar. Este es justamente el problema de no pocos cuentos breves, como el del famoso dinosaurio de Monterroso: nos queda la duda respecto a la intención del autor o las limitaciones de los lectores, cosas que también pueden ocurrir en viceversa.

Una última cuestión sobre la trama: al mirar con atención, uno se percata que solo se muestra una de las acciones de la historia, que es la última, cuando el abuelo va a sacarle “otra vez” los dientes, las demás son más bien dichas, casi no se describen. Me parece que es un aspecto para trabajar.

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

LENGUAJE: Salvo la primera frase del último párrafo (“El día en que cumplí los dieciocho años”), en la que puede omitirse la preposición “en”, el cuento está impecablemente redactado, lo que incluye adecuación léxica, orden sintáctico y uso de signos de puntuación. Vale la pena, sin embargo, detenerse en tres expresiones:

En el primer párrafo dice: “Yo intentaba calmarme, pensando que la llegada de los dientes nuevos pondría fin a mis sufrimientos”. La primera parte de esta expresión, que va hasta antes de la coma, me parece demasiado tranquila si la tomamos como una reacción ante el hecho que se plantea antes. Quizá se podría justificar esta reacción si consideramos que el relato es contado mucho tiempo después que ocurre el hecho de sacarle al personaje los dientes con los alicates, pero, aún así, puede despertar la incredulidad en el lector. Definitivamente, se puede expresar de manera más vívida, sea con palabras o describiendo la escena.

En el tercer párrafo, la expresión: “… y me dijo en voz alta”, es demasiado elegante para el contenido de lo que la hermana dice en voz alta.

Al final del primer párrafo, por último, aparece la frase: “mi abuelo nunca dejaría de torturarme”. Si tomamos literalmente el adverbio de negación, "nunca", esto no se cumple en el cuento, pues, de una parte, el abuelo al parecer deja en paz al narrador entre los doce y los dieciocho años. Además, después de cumplida esta edad, que es cuando le vuelve a sacar los dientes o al menos lo intenta, según se dice en la última situación, no se sabe nada más ni del abuelo ni del personaje. Y si tomamos en cuenta que la narración se realiza tiempo después de este último acontecimiento (no está plenamente determinado cuándo ocurre, pero supone uno por el tono del cuento que no fue ni ayer ni anteayer sino hace, mínimo, varios meses y, máximo, muchos años), tampoco sabemos si en el presente del narrador-personaje el abuelo sigue martirizándolo. Claro que también se puede tomar en forma figurada el sentido de ese “nunca” según lo considerado en el apartado relativo a la trama, pero sugiero revisar.

espinasdepescado dijo...

Veo dos opciones: la primera (y mi preferida) es recortarlo y hacer un texto de un sólo párrafo, algo micro que deje al lector perturbado. "Un abuelo que saca los dientes de leche, luego los de hueso..." punto final.
La otra opción, mucho más ambiciosa, sería trabajarlo, ampliarlo, tocar la psicología de los personajes, y sobretodo, hacer que al lector le duela cada diente que se le saca al niño.
Sería basante interesante, la idea se presta para un cuento magno, de buen grosor.

Para ambas opciones, creo que se necesita cierto trabajo del lenguaje, pues hay frases que podrían construirse mejor... (aquí generalicé demasiado) pero los detalles serían subjetivos, etc.

A los personajes no les veo mucha vida, por eso mi idea de recortarlo, y si es para ampliarlo, pues habría que vestir más a los personajes.

en todo caso, la idea es muy buena...

Berenice, de Poe; fue algo que me marcó de por vida, ojalá lo lean todos.

Hasta pronto...
ánimo, poesía, y vida.

pedro dijo...

Considero que debe empezar con "Crecí, en un bosque rodeado de animales".(El abuelo era un verdadero animal).Ubica al lector en un escenario preciso."Mis padres vivían en otro pais.."Justificar porque, una causa de fuerza mayor, tal vez una guerra? Describir en dos o tres palabras porque la hermana sabía que la amenaza estaba latente, ella misma era victima del abuelo,tal vez estaba calva, desdentada o algo más? "La acusé por(de) mentirosa..."Esta frase y hasta el final del párrafo, debe construirse en un lenguaje que corresponda a una persona que viva en el lugar donde sitúa los hechos, igual en el último párrafo, tal vez, cambiar "varilla de acero" por, un maciso madero, o algo más propio del lugar. La gracia está, en que con muy pocas palabras logra describir una amenaza en un largo periodo de tiempo(infancia-pubertad-juventud) sobre una parte muy sensible de nuestro cuerpo, los dientes.El relato conmueve, da escalofrío. Es un buen cuento corto.

Antony Sampayo dijo...

Buenas, saludos.

Me gustó mucho este cuento, pero(siempre hay un pero para todo)pienso que el argumento de los dientes y el abuelo daba para más.

Abrazos.