miércoles, 30 de junio de 2010

ESTRATO SEIS

Y ahora el turno es para Claudia. Anímense a participar de acuerdo con los criterios propuestos: Argumento (originalidad y grado de interés de la historia), trama (orden de las acciones tal como aparece en el texto), conveniencia del narrador, grado de concretización de los personajes, idoneidad del ambiente (espacio y tiempo), pertinencia de los recursos literarios utilizados y lenguaje (propiedad léxica, sintaxis, puntuación y ortografía).

Estrato seis

Claudia Lama Andonie

Llevaba un buen tiempo queriendo acabar con su “problema de nervios”, así le llamaban. Ellos no querían cargar en la conciencia con su muerte así que cargaron con el peso de mantenerla sometida a la vida. Todo el tiempo estaba vigilada, no la dejaban sola ni un segundo hasta que una noche el sueño se volvió su cómplice. ¿Cómo saber si el sueño había vencido la vigilancia de su marido o si el marido se había dejado vencer o si se quiso hacer el vencido? No importaba, ella iba a aprovechar la oportunidad. Tenía que ser rápido y preciso no fuera a pasar lo de otras veces en las que le habían frustrado el intento.

La ventana estaba abierta para que entrara la brisa de febrero a refrescar. El níspero susurraba. Ella no gritó, lo que gritó fue el golpe y luego uno de sus hijos cuando se dio cuenta. No escuché ninguno de los dos, pero me los vinieron a avisar, a convertir un sueño tranquilo en vigilia de pesadilla. La policía llegó pronto, sin bulla. El marido se agarraba la cabeza mientras paseaba su angustia. Los hijos como perdidos en el acontecimiento. Alguno intentó un reproche al padre, pero fue silenciado enseguida. Adentro sólo se escuchaban pasos de un lado a otro y voces discretas. Afuera, un oficial hacía anotaciones, la camioneta blanca esperaba a que los hombres de blanco salieran cargando la plancha metálica con la bolsa negra. Después silencio, como si no hubiera pasado nada.

Supo caer desde la ventana de su cuarto en el segundo piso. Quedó allí, en el patio, desnucada bajo la sombra nocturna del níspero que arrulló su última voluntad. Así se mató mi vecina, la de al lado, la del marido adúltero que le metía en su propia casa a los hijos de las otras. La que protestó con un sonoro golpe una madrugada de febrero. A la que saludaba al salir de mi casa, la que se sentaba a ver jugar a su nieto en la entrada como cualquier abuela bonachona. La que vi algunas veces detrás de su ventana mirando a la calle con mirada de presa.

9 comentarios:

Fanny Cecilia Martínez Manotas - Pinturas dijo...

Tenía que ser rápido y preciso, no fuera a ...

Ella no emitió sonido alguno, el golpe fue su grito (te sugiero esta opción para que no quede reiterada la palabra "grito")

me(los)vinieron a avisar. No está claro para mi.

Estas son las únicas cositas que le veo, como todos tus cuentos, es nuy bueno.

Patricia Lemus dijo...

Me parece que en esta historia queda muy bien que los personajes no tengan nombres.

En el segundo párrafo te sugiero: "La ventana estaba abierta para que la brisa de febrero entrara a refrescar".

"Pero me los vinieron a avisar", sé que te refieres al golpe y al grito del hijo pero definitivamente no suena bien.

Danibes Gonzalez dijo...

Me parece muy bueno. Estoy de acuerdo con los apuntes de Patricia.

Danibes Gonzalez dijo...

Me parece muy bueno. Estoy de acuerdo con los apuntes de Patricia.

Luz Arroyo dijo...

Hola

Me parece muy bueno. Solo me confundi en esta parte : "No escuché ninguno de los dos, pero me los vinieron a avisar"
No supe quien hablaba. Me perdi un momento hasta que menciona al marido y luego entendi que era la vecina.
En cuanto los puntos a evaluar :buen argumento, buena trama, se identifican los personajes y el lenguaje es apropiado. Buen cuento!

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

Otra vez va mi comentario en dos partes:

ARGUMENTO: Me parece que Claudia tiene un muy buen argumento: el suicidio de una mujer cuyos problemas conyugales la han trastornado psicológicamente en apariencia, como eufemísticamente se plantea o lo plantean sus allegados al utilizar la expresión “Problema de nervios”. Justamente el meollo del asunto es que nadie (ni siquiera sus propios hijos) quiere ver cuál es el verdadero problema del personaje: no su mente, sino su marido adúltero y descarado.


TRAMA: Se podría, en principio, hacerla aún más breve y sugestiva, omitiendo totalmente el último párrafo. Pero es la vía más cómoda; sugiero, más bien, rehacerla en su totalidad y desarrollarla. Creo que la última expresión, reconsiderándola en su redacción, podría ser un buen inicio para la historia. Por ejemplo: “La vi muchas veces mirando a la calle desde su ventana, como una prisionera…”. Incluso, dado que termina lanzándose por ella, creo que la ventana se puede describir brevemente y darle así a este objeto una gran relevancia, como ya la tiene de hecho en la historia (aparece tres veces). Ya he dicho en el Taller que el último párrafo es demasiado explicativo y que se podría más bien sugerir esa explicación convirtiéndola en hechos. De modo que en vez de decir que el marido le llevaba a la propia casa sus hijos extramatrimoniales, por ejemplo, se podría crear una escena en la que ello ocurra. Igual se puede hacer con otras situaciones apenas enunciadas como la de ver jugar al nieto.


NARRADOR: Me parece adecuado. Es un narrador que habla en primera persona, pero no es personaje principal, lo que le da la mirada crítica o irónica que el relato requiere. Parece que apenas trata a la vecina de lejos, lo que también es conveniente para enfatizar el celo de discreción que caracterizaría a la clase social de la que se ocupa. De todos modos, quizá resulte interesante hacerlo más participativo, no directamente en la historia, claro, sino como un personaje (que haga algo: leer, realizar un oficio, etc.) para que sea en realidad un vecino y tenga más comodidad para pensar en las intimidades de sus semejantes.


PERSONAJES: Patricia sugiere que en este relato es un acierto que los personajes carezcan de nombre. Ella no explica por qué, pero supongo que esto se debe al carácter típico del estrato seis, que es dominado por la apariencia y exigiría el anonimato. De todos modos, si el argumento se extendiera, convendría dárselos y caracterizar mejor a los mismos. El simple nombre de “mi vecina” (párrafo 3) ya es una caracterización.

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

Sigo con la segunda parte del comentario:


AMBIENTE: Hay dos espacios: uno es el interior, el del encierro, limitado por la ventana; otro es el lado externo, representado en la calle, el patio, el níspero y la brisa. Ambos, sobre todo el interior, el de la casa, se pueden enriquecer. Si se quiere resaltar la apariencia y la vanidad, nada como los objetos y las características de una casa para hacerlo. En cuanto al tiempo atmosférico, se hace referencia a la brisa. El tiempo cronológico, por su parte, nos remite a febrero y a la noche. Igual se pueden trabajar.


RECURSOS LITERARIOS: Son, en general, destacables y una gran fortaleza de Claudia, en la medida en que no son ostentosos, pero aparecen en todos los párrafos. De ellos resalto la ironía que atraviesa todo el texto. Hay dos juegos de palabras: uno con el verbo “cargar” (párrafo 1) y otro con el verbo “gritar” (párrafo 2). También hay dos personificaciones: la del árbol que susurra y la brisa que entra por la ventana. Son adecuadas porque la primera ironiza con la idea de peso en la conciencia y con el peso físico del personaje; dos de las otras tres se oponen al silencio con que se busca encubrir el hecho (“el susurro del níspero” y el “grito” del impacto del cuerpo al caer. Todas estas imágenes, sumadas a la discreción de la policía y al silencio posterior que se impone, “como si no hubiera ocurrido nada”, contribuyen a crear el efecto irónico relativo al escándalo de un suicida. Por último, la ventana abierta para que entre la brisa “a refrescar”, irónicamente conllevará a la ejecución del suicidio, y la antítesis, sueño-pesadilla que vive el narrador, es adecuada al ambiente nocturno en que se desarrolla la acción definitiva.


LENGUAJE: El título del cuento, “Estrato seis”, podría limitar el sentido del mismo a Colombia. Hay, sin duda, expresiones más universales para caracterizar los “discretos escándalos” de la alta sociedad. En el primer párrafo, desentona la repetición de la conjunción “así” (“así la llamaban”; “así que cargaron…”). Además, la escritura es confusa en las dos primeras frases: pasa abruptamente de un sujeto singular (“llevaba dos años”) a un sujeto plural (“Ellos no querían”), a lo que se suma el pronombre referido al “problema de nervios” (“así le llamaban”). En ese mismo párrafo la expresión “no la dejaban sola ni un segundo” es redundante, pues se acaba de decir que “Todo el tiempo estaba vigilada”. En la última frase (que empieza: “Tenía que ser rápido y preciso…”) la concordancia puede realizarse con el personaje femenino, en vez de hacerlo con el hecho planeado, y sonaría mejor. Además, creo que sobra al menos la parte que dice “en que le habían frustrado el intento” porque anuncia antes de tiempo el hecho del suicidio, que se va a desarrollar en el siguiente párrafo. Respecto al segundo párrafo, ya Patricia había sugerido lo inadecuado de “me los vinieron a avisar” y Fanny señaló lo del grito, que, a mi parecer, se puede expresar mejor sin dañar el efecto del “grito” del impacto y del grito del hijo. En el último párrafo, conviene revisar la palabra “presa”, que crea una ambigüedad respecto a un objeto de cacería y a una persona privada de libertad.

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

Sigo con la segunda parte del comentario:


AMBIENTE: Hay dos espacios: uno es el interior, el del encierro, limitado por la ventana; otro es el lado externo, representado en la calle, el patio, el níspero y la brisa. Ambos, sobre todo el interior, el de la casa, se pueden enriquecer. Si se quiere resaltar la apariencia y la vanidad, nada como los objetos y las características de una casa para hacerlo. En cuanto al tiempo atmosférico, se hace referencia a la brisa. El tiempo cronológico, por su parte, nos remite a febrero y a la noche. Igual se pueden trabajar.


RECURSOS LITERARIOS: Son, en general, destacables y una gran fortaleza de Claudia, en la medida en que no son ostentosos, pero aparecen en todos los párrafos. De ellos resalto la ironía que atraviesa todo el texto. Hay dos juegos de palabras: uno con el verbo “cargar” (párrafo 1) y otro con el verbo “gritar” (párrafo 2). También hay dos personificaciones: la del árbol que susurra y la brisa que entra por la ventana. Son adecuadas porque la primera ironiza con la idea de peso en la conciencia y con el peso físico del personaje; dos de las otras tres se oponen al silencio con que se busca encubrir el hecho (“el susurro del níspero” y el “grito” del impacto del cuerpo al caer. Todas estas imágenes, sumadas a la discreción de la policía y al silencio posterior que se impone, “como si no hubiera ocurrido nada”, contribuyen a crear el efecto irónico relativo al escándalo de un suicida. Por último, la ventana abierta para que entre la brisa “a refrescar”, irónicamente conllevará a la ejecución del suicidio, y la antítesis, sueño-pesadilla que vive el narrador, es adecuada al ambiente nocturno en que se desarrolla la acción definitiva.


LENGUAJE: El título del cuento, “Estrato seis”, podría limitar el sentido del mismo a Colombia. Hay, sin duda, expresiones más universales para caracterizar los “discretos escándalos” de la alta sociedad. En el primer párrafo, desentona la repetición de la conjunción “así” (“así la llamaban”; “así que cargaron…”). Además, la escritura es confusa en las dos primeras frases: pasa abruptamente de un sujeto singular (“llevaba dos años”) a un sujeto plural (“Ellos no querían”), a lo que se suma el pronombre referido al “problema de nervios” (“así le llamaban”). En ese mismo párrafo la expresión “no la dejaban sola ni un segundo” es redundante, pues se acaba de decir que “Todo el tiempo estaba vigilada”. En la última frase (que empieza: “Tenía que ser rápido y preciso…”) la concordancia puede realizarse con el personaje femenino, en vez de hacerlo con el hecho planeado, y sonaría mejor. Además, creo que sobra al menos la parte que dice “en que le habían frustrado el intento” porque anuncia antes de tiempo el hecho del suicidio, que se va a desarrollar en el siguiente párrafo. Respecto al segundo párrafo, ya Patricia había sugerido lo inadecuado de “me los vinieron a avisar” y Fanny señaló lo del grito, que, a mi parecer, se puede expresar mejor sin dañar el efecto del “grito” del impacto y del grito del hijo. En el último párrafo, conviene revisar la palabra “presa”, que crea una ambigüedad respecto a un objeto de cacería y a una persona privada de libertad.

Claudia dijo...

Gracias a todos por sus comentarios, Fanny, Patricia, Danibes, luz, gracias profe. Muy enriquecedores, los tendré en cuenta para mejorar el cuento y mis textos en general. Nos vemos.