miércoles, 16 de junio de 2010

El último viaje II

Con la publicación de este cuento, iniciamos una nueva sección en nuestro blog que hemos denominado "El cuento en cuestión". Periódicamente, publicaremos un texto de un tallerista que haya sido leído y estudiado con anterioridad en las sesiones sabatinas, a fin de que los demás integrantes del Taller aporten con nuevos comentarios e indicaciones en alguno o cada uno de los siguientes aspectos: originalidad del argumento, eficacia de la trama y del ambiente, conveniencia del tipo de narrador escogido, concretización de los personajes, propiedad de los recursos literarios utilizados y propiedad del lenguaje. Adela, con su arrojo característico, ha sido la primera en lanzarse al agua. No creo que necesite salvavidas, pero a ningún nadador le sobran el cuidado y las voces de aliento de los espectadores.

A. S. A.


El Ultimo Viaje II (Las Aventuras de Flora)

Adela Renowitzky

I
Después del tremendo susto que pasó Flora con la Guardia de Carreteras, toda la familia pensó que escarmentaría y dejaría de contrabandear. Pasados unos meses, sólo bastó que el turco Farid le calentara el oído con promesas de ganancias fabulosas, para que cayera en sus redes. Y una sed de aventuras se apoderó de su espíritu.
Como llegaba la temporada de fiestas de fin de año, la gente estaba dispuesta a gastar y a endeudarse con tal de lucir y aparentar. Ella sabía que -con su experiencia- no habría en toda la región una persona que se la ganara en el mercadeo y en el conocimiento de los gustos de los habitantes de su pueblo. Nadie como ella recorría las tiendas del país vecino, en donde se surtía para complacer a su numerosa clientela.
Así que pronto se vio, otra vez, en los puertos de Venezuela, de visita en las perfumerías francesas, en el regateo para obtener telas finísimas por mejor precio, escogiendo el último grito de la moda en la casa Chanel y admirando las delicadas porcelanas Lladró, que tanto entusiasmaban a las niñas casaderas de Ciénaga.
Gastaba su dinero con tanto placer y elegancia que los mayoristas cedían a su antojo, rebajaban hasta el límite sus precios y sacrificaban parte sustancial de sus ganancias, para congraciarse con tan espléndida compradora.
Su misión solo terminó cuando no le quedó ni una moneda en sus bolsillos.

II
Flora descansa cuando zarpa el barco en donde viaja con su preciosa mercancía. Hasta Riohacha goza de tranquilidad. Allí abandona la nave, dejando en manos del Capitán Trejos las maniobras de antemano acordadas con la Guardia Costera. El turco Farid ha sido encargado de esa vuelta, que enriquecerá con un buen billete a ese par de bandidos disfrazados de policías.
Y ya se acercan furtivamente a Ciénaga para el descargue.

III
Mientras tanto Flora, en su casa -en la penumbra- prende cirios a la virgen de la Merced; y con la familia reunida reza el rosario.
Ante tanta ansiedad, Luisa -su madre- le implora de rodillas que éste sea el último viaje. Y ella, en la angustia de la espera, lo acepta y lo promete. Pero no está segura de cumplirlo en el futuro. Nadie manda en Flora, sino ella misma.
Las horas pasan lentas, sin noticias. El cirio está apagado. Han terminado los tres rosarios con los Dolorosos, los Gozosos y los Gloriosos. Ya no hay más misterios que rezar. Cada uno se acomoda lo mejor que puede: en el sofá, en la mecedora, en las hamacas. Caen en una duermevela, colmada de sobresaltos y pesadillas.
IV
El Capitán Trejos piensa que ésta es la fecha perfecta para llevar a cabo la aventura. Avanza callado, en su nave, en medio de la oscuridad de una noche sin luna, confiando el rumbo a las estrellas y en la componenda que el turco Farid ha culminado con los guardas. De vez en cuando una luz en la orilla lo anima. Ya casi coronan. Sueña con las promesas de riquezas para él y su tripulación.
Son las vísperas de la novena patronal y los grupos de amigos comienzan a llegar a la plaza, para los festejos. La población está distraída con juegos de azar y fuegos artificiales. Las parejas ingresan a la rueda del cumbión y no cesan de bailar, mientras los músicos, como en un trance místico, sudan, se emborrachan y siguen tocando sin parar. Las playas están desiertas.
Diez pares de ojos vigilan desde el barco, mientras la Guardia Costera se acerca sigilosa. Un movimiento imprevisto delata a los visitantes. Hay gran preocupación entre los marineros que no pueden dejarse atrapar con el contrabando a bordo, porque irían a la cárcel.
¨Desde la distancia se oye: “¡Allá, en el barco! ¡La Guardia con el Comandante Espitia subirá a requisa!”
“¡Turco de mierda!” –se lamenta Trejos- “¡Le dije que contactara al Comandante Paredes, el que acepta todos los sobornos! ¡Y se mete con Espitia, el malparido cachaco que nos odia a muerte!”
Y, presuroso, contra su voluntad, avisa a sus hombres: “¡Abortar Operación Flora!”
La tripulación sigue la orden recibida de su Capitán y la ejecuta sin contemplaciones. A una, nerviosos y desesperados, los marineros tiran los bultos al agua y se olvidan de los sueños de una fácil fortuna, de mujeres y de juergas interminables.
V
Son las dos y treinta de la madrugada. Una gritería despierta a Flora y a sus parientes. Curiosos se asoman detrás de las persianas. Pareciera que todo el pueblo estuviera disfrutando de las fiestas y carnavales.
Lo cierto es que para muchos son los mejores festejos en años. Corren cargados con porcelanas, perfumes, cortes franceses y bellos vestidos. Con gritos avisan a sus familiares, para que todos se aprovechen del botín que llega flotando hasta la orilla.
Flora siente un frío de muerte. ¡Qué ganas de salir corriendo a rescatar lo que le pertenece!
Pero sabe que está perdida y se declara a si misma impotente ante los hechos cumplidos. Ha caído en una trampa. Ante los presentes reconoce su desgracia y les da la orden de callar -para siempre- el terrible final de su osadía. No puede llorar sobre la pérdida de su fortuna, ni levantar la más mínima sospecha porque el pueblo entero estará pendiente de su reacción; los mismos que ayer le compraban cremas y perfumes, hoy, al menor descuido, estarán prestos a darle la puñalada.
Y, enfática, les recuerda que en su discreción está comprometida su libertad. Nadie podrá descubrir, jamás, su fracaso. Será otro secreto que la familia habrá de llevarse a la tumba.
VI
A las siete de la mañana la visita el Comandante de la Guardia Costera. Ella intuye que es el mismo hombre que la ha traicionado.
Empolvada y perfumada lo recibe con una sonrisa. Imposible pensar que es la misma Flora ojerosa y destrozada, que apenas ha dormido dos horas.
“¿Sabes del alijo que cayó anoche en el puerto?” Le pregunta el Comandante, escrutador.
Y ella, como si nada le importara, le contesta: “¡Señor! ¡Cómo no enterarme con la tremenda bulla que nos despertó en la madrugada!”
“Era tu cargamento, Flora.” Y la mira a los ojos, deseando desenmascararla.
Ella, insolente, le sostiene la mirada. “¡Cómo se le ocurre, Comandante! ¡No sé de qué está usted hablando!”
Disimula su pena, aunque desespera por volver a la soledad de sus desdichas. Luego de hablar de algunas cosas intrascendentes y de compartir un interminable café, lo despide cortés y cierra la puerta.
Sola, sin nadie alrededor, se desploma en el sofá.
Ahora sabe que, definitivamente, éste ha sido su último viaje.

7 comentarios:

Fanny Cecilia Martínez Manotas - Pinturas dijo...

Me gustó, porque refleja la actitud de las personas que se dedicaban al contrabando, antes de la época dorada de la marimba.

Claudia Lama dijo...

En el primer párrafo:

"Ella sabía que -con su experiencia- no habría en toda la región una persona que se la ganara en el mercadeo"

Opino que queda mejor: ...la región una persona que le ganara en el mercadeo...

**

¿Por qué piensa Flora que ha caído en una trampa? ¿Fue una traición del turco Farid o mala suerte? No me queda claro.

**

En cuanto a cada uno de los aspectos que indica el profe:

El argumento me parece original e interesante. Creo que Adelita tienen bastante tela que cortar con las aventuras de Flora la contrabandista. A mí me encanta la idea de este personaje, me gustaría que Adelita lo trabajara más, que le añada matices. Es un personaje fascinante con mucho potencial.

En cuanto a la eficacia de la trama y el ambiente. Creo que se puede trabajar más. Nosotros tenemos idea del paisaje tropical, del ambiente en el que transcurre la trama, pero qué pasaría si el cuento lo lee, no sé, un Noruego. Creo que falta enriquecer el ambiente en el cuento.

Creo que el narrador está bien escogido, el lenguaje usado con propiedad.

Me gusta este cuento. ¡Adelante Adelita!

Luz Arroyo dijo...

Me gustó el cuento en cuestión,sobretodo porque trata un tema interesante y uno puede imaginarse la situación con todo lo que dice Adela.
Me llegó también otro que narra cómo se escapan de la policía en la carretera.
Me parece que pueden surgir mas historias a partir de esta.
¡Que nos siga contando más de las hazañas de Flora!

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

Ante todo, felicito a Adela porque ha construido un personaje que puede dar para muchas historias y es consecuente con el entorno en que vivimos. También ha aprendido a crear y mantener la tensión en sus relatos. Van, a continuación, los comentarios en dos "entregas" porque hay un límite en los caracteres para los comentarios.
PARTE I
Párrafo 1: Sobra el “sólo” antepuesto a “bastó”.
Párrafo 2, penúltima línea: sobra el “en” (preposición que indica ubicación), antepuesta al adverbio de lugar “donde”.
Párrafo 3: La frase “-con su experiencia-“, de hecho propuesta entre guiones parentéticos, está de más.
La conjugación del verbo como posibilidad futura (“habría”) es inadecuada porque nadie sabe qué podría pasar en el porvenir; en cambio Flora sí puede estar segura del pasado (“había”) referido a su habilidad contrabandista.
Por motivos sintácticos y eufónicos, me parece mejor: “Nadie recorría las tiendas como ella” a la forma como se plantea ahora la frase.
Párrafo 4: Me gusta el movimiento propuesto por los gerundios: “de visita en…”, “en el regateo para…”, “escogiendo el último…” y “admirando las delicadas…”; sin embargo hay una ambigüedad geográfica que no sé qué tanto interrumpa el encantamiento del lector cuando dice: “Se vio, otra vez, en los puertos de Venezuela, de visita en las perfumerías francesas…”. Cambiar los gerundios por una enumeración de las acciones podría evitar la ambigüedad, pero le quita el movimiento a la frase. ¿Qué opinan ustedes?
Párrafo 5: La coma antes del “para”, en la última línea, le resta fluidez a la frase. Normalmente, las preposiciones unen en vez de separar.
Último párrafo: El “no” y luego el “ni” hacen cierto ruido. Además, el verbo “quedó” es usado de manera muy impersonal. También hay dos posesivos en la frase referida a Flora “Su” y “sus”. Para hacer más vivo el hecho, sugiero algo como: “Su misión sólo terminó cuando se encontró sin una moneda en los bolsillos”. Viéndolo bien, por último, no es afortunada resulte la palabra “misión” aplicada a Flora.
PARTE II
A partir de este momento, hay un cambio temporal que se mantiene hasta la culminación del cuento: Se venía narrando en pasado, ahora se hace en presente. Es acertado porque así se crea más expectativa, precisamente, porque en el presente no hay nada resuelto. No obstante, el presente es más difícil de manejar en un relato justo por su carácter inacabado. Es un interesante problema acerca de la trama.
Párrafo 1: Por lógica sintáctica debería ser: “Las maniobras acordadas de antemano” y no “de antemano acordadas”. Cuando habla un personaje, ésta puede ser una forma de hacer verosímil sus parlamentos, dado que se debe conseguir un efecto de inmediatez y espontaneidad; pero para el narrador, y más si es omnisciente e indeterminado, no se vale.
La forma como se alude a los policías o guardias: “ese par de bandidos disfrazados de policías” es muy familiar dado que por primera vez aparecen.
PARTE III
Párrafo 1: El “Mientras tanto” con que se inicia esta parte no es afortunado. Hay formas menos comunes de conectar el relato, de pasar de un hecho a otro, sin que se note el narrador.
”En su casa –en la penumbra-“, se puede decir más fluidamente si se omiten, por ejemplo, uno de los dos “en” y los guiones.
“No está segura de cumplirlo en el futuro” es redundante.
La coma antes de “colmada” interrumpe la frase innecesariamente.

Taller Literario "José Félix Fuenmayor" dijo...

Va la segunda "entrega" de mis comentarios, que incluyen desde la parte IV del cuento hasta el final.

PARTE IV
Por el orden explicativo que se sugiere, primero debiera ir el segundo párrafo y luego el primero. Además, la descripción del pueblo en fiesta es conveniente para mantener la tensión en el relato: aparentemente se distrae al lector del hecho principal, pero luego éste entiende su necesidad.
Párrafos 3, 4, 5 y 6: En principio, hay un problema de orden referido a los sucesos: la guardia costera no tendría porque acercarse sigilosamente antes del movimiento imprevisto y delator, y mucho menos al mismo tiempo que los diez pares de ojos vigilantes de los marineros. Este último hecho es el primero en proponerse y está bien, pero el segundo tendría que ser el movimiento delator e imprevisto y, el tercero, el acercamiento sigiloso de la guardia. También la preocupación de los marineros debiera proponerse después de la advertencia de los guardias.
En segundo lugar, hay explicaciones innecesarias: basta decir que los marineros no pueden dejarse atrapar con el contrabando, lo de la cárcel ya está de más. Igual ocurre con la explicación de Trejos sobre Paredes: Es claro que este es el corrupto, el sobornable. No hay que decirlo y mucho menos ponerlo en boca del personaje, de Trejos.
En tercer lugar, la advertencia puede proponerse con guión de diálogo, igual que la orden de abortar la operación. En cambio, las comillas convienen para expresar lo que piensa Trejos de Espitia y Paredes porque no tiene interlocutores, más bien habla para sí. Estas apreciaciones sobre uso de guiones y comillas aplicadas a los parlamentos de los personajes son relativas y de una u otra forma, funcionan, pero es bueno conocer algunos criterios al respecto.
Por último, algo sobre esta última intervención de Trejos: ya hablé sobre la explicación referida a Paredes, lo que está de más en ella. En cuanto a lo que dice de Espitia, como ya se ha mencionado antes su nombre, puede quedar más fluido y verosímil así: “Y se mete con ese malparido cachaco que nos odia a muerte”. Por cierto, esta afirmación contra el cachaco Espitia, así, fuera de contexto, puede verse como una visión prevenida que acá, en el Caribe, se mantiene sobre los cachacos y, sin embargo, en el propio contexto también hay un eco de esta situación. A la larga se trata de una realidad y creo que es adecuada al relato, pero uno como escritor debe ser consciente de ello. Es que ninguna palabra es inocente, por esto, justamente, hay que meditarlas mucho antes de escribirlas.
El último párrafo de esta parte, me parece muy importante en la descripción breve de los marineros (“nerviosos y desesperados”) al tirar los bultos al agua. Vale la pena tomarlo en cuenta, es aplicar aquello de mostrar y no solo decir.
PARTE V
Párrafo 1: Basta un verbo como posibilidad (“Pareciera” o “estuviera”), el otro puede ir en presente.
Párrafo 2: Otra vez, hay una coma de más antes de “para”.
Párrafo 4: “Se declara a sí misma” es redundante, por un lado; por otro, en esas circunstancias el verbo “declararse” no es verosímil, se precisaría más bien un hecho concreto y no tan intelectual.
Último párrafo: Revisa los tres “su”, especialmente los dos primeros son ambiguos porque hay dos personajes a los que se podría aplicar.
PARTE VI
Párrafo 1: Una coma antes de “la visita” es conveniente para diferenciar el complemento de la frase de sus partes esenciales.
Párrafo 3: “pregunta” y “escrutador” son redundantes. También puede aludirse explícitamente a Espitia.
Párrafo 5: Podría acotarse más bien algo como: “y enfatiza la acusación mirándola a los ojos”.
Por demás, sugiero proponer el diálogo con guiones y no con comillas.

adela dijo...

Gracias a los que se tomaron el trabajo de leer y analizar mi historia de Flora.
Sus comentarios, muy válidos, me han servido mucho. he corregido y la narración ha mejorado.
Nos vemos el sábado!

Adela

Maria Margarita dijo...

Gracias Adela, nos has dado la oportunidad de entretenernos y aprender a travès de Flora.