Por Paula Andrea Acosta
(Sesión del sábado 13 de Abril de
2013)
El
comienzo del sábado 13 de abril fue igual y
diferente al mismo tiempo de los anteriores, pero no sería interesante hablar
de su igual, si no de su diferencia, e iniciamos diciendo la chistosa llegada
de todos con un diferencia de tres minutos aproximadamente y cómo algunos,
antes de decir las buenas tarde o preguntar una novedad, decían ¿llego tarde? Simultáneamente esas
palabras se fueron rallando al trascurso de la espera, pero se hacía evidente el
entusiasmo y la puntualidad.
De
entrada, ya cuando todos estaban cómodos en las respectivas sillas, unas
compañeras -les
facilitaría el nombre, pero por motivos de mi mala memoria o simplemente por mi
prematura llegada, se me hace algo difícil recordarlo-, en fin… Ellas muy
amablemente compartieron la tarea de la sesión anterior, lo que propició la
participación de todos en general. Fue un abrebocas que a todos les pareció
agradable, ya que antes se sentía un ambiente tenso. Pero ahí no quedo todo, la
gente siguió atenta y pendiente de lo que el profesor Silvera decía acerca de
la poesía, que era el tema de la sesión. Como siempre Silvera, preparado, nos
compartió un poema llamado “No es más”,
del poeta cubano Eliseo Diego, que contenía una definición de poesía. Es curioso
y muy fascinante que un poema tan corto generara polémica, ya que los presentes
lo interpretaban de muchas formas, entre esas estaba yo, defendiendo mi idea. Y
de un momento a otro, las palabras eran dueñas del espacio, revoloteaban sin
permiso por todo el salón, no les
importaba el frío o de quiénes venían, ni tampoco les importaba adónde tenían que
ir. En medio del alboroto de palabras, se distinguían: consonantes y asonantes,
verbos y sustantivos, una que otra rimaba, otra expresaba sentimientos... en fin…
Sin embargo es rico ver en la clase, no las polémicas obviamente, si no
esa energía de la participación que nos caracteriza a todos. Aunque al final
nadie supiera quién tenía la razón. Y luego, con la mente más despierta, leímos
otro poema, llamado “Amor constante más allá de la muerte” del poeta español
Francisco Quevedo, igual o quizás mejor
que el anterior, según mi criterio, pero igual de valorado.
Un poema que también despertó las interpretaciones y la participación abundante
de todos los presentes… y las palabras otra vez cobraron vida.
4 comentarios:
Se nota que disfrutss el taller. Bonita nota, gracias por compartir
Cierto,muy cierto, lo que cuenta Paula en su bitácora. Los dos textos dieron para el debate y la construcción de propuestas. Chévere Paula, no sabía lo de la llegada porque arribé tarde al taller. Chévere tu Vuelo de Palabras. Va un abrazo.
Es bueno el debate (sano debate); así se pueden confrontar ideas y cada quien irá encontrando a través de diversas miradas, su camino literario.
Buena nota Paula.Todo lo conversado nos avoca a visiones bastante subjetivas,sin olvidar que el yo lírico no es suelto a su entero arbitrio, es fruto del constructo de siglos,de diferentes corrientes literarias que cursan y varían, sin que de ellas podamos sustraernos.
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