Por Domingo José Bolívar Peralta
(Bitácora 2 de marzo de 2013)
Empezamos tarde, pero justo a tiempo.
Menos sillas, en comparación con la sesión anterior. Debieron soportar el frío
del aire acondicionado sin un cuerpo sobre ellas que les transmitiera un poco
de calor. «¡Ah, si al menos llegara un
flacuchento como ese greñudo, posara sus huesudas nalgas sobre mí, me recostara
su esquelética espalda…!», le oí
susurrar a la silla vacía que estaba a mi lado. Sentí compasión por ella y le
puse encima mi morral.
Todos participaron, ¡qué gusto!
Quienes no se pusieron al frente con sus textos, estuvieron muy atentos y comentaron
lo que se les exponía. Incluso hubo pequeñas polémicas, porque en este grupo
hay diversas formas de entender y apreciar la literatura. Nos acompañó una Luz
que trajo consigo dos caminantes que, ¡oh maravilla!, fueron muy activas y congruentes
sus apreciaciones, al igual que su mentora. También llegó una muchacha (y llegó
como los músicos del inolvidable Héctor Lavoe: muy temprano), cuyo nombre no es
que no quiera acordarme, sino que tengo una pésima memoria para recordar
nombres (necesito otros sábados para lograrlo), como nueva integrante del
taller, e hizo sus aportes. Parece que tendremos muy buen “capital humano” este
año, y ojalá regresaran algunos que nutrían este grupo con sus observaciones y
conocimientos además de sus textos, como ¿Raúl?, quien siempre tenía en sus
escritos una calidad y un humor que en lo personal me agradaban mucho.
Un poco antes de que los relojes nos
dijeran que ya eran las seis y pico, llegó al recinto una pareja y Adela
procedió a presentarlos. La señora es la editora de la revista Ola Caribe y el señor, su esposo. Se conversó
con ellos acerca de la red Relata y de nuestro taller en particular, de los
reconocimientos nacionales y locales, como también de los libros que ha
publicado tanto el grupo como algunos de sus miembros (incluyendo los cuentos y
poemas de miembros del “José Félix Fuenmayor” que han aparecido en antologías
nacionales y locales). Hubo una “lluvia de ideas” para que la revista sea
nuestra aliada y cómplice.
Pero ya está bueno de andar por las
ramas, más o menos así diría el gran maestro Chelo de Castro (¿será que lo
podemos invitar al taller –¿y aceptará
venir?– para aprovechar esa sapiencia suya antes de que tire su último home run?). En la reunión anterior se
propuso, por parte de nuestro tutor, la elaboración de textos que se refirieran
a la manera cómo llegamos a la literatura, a este gusto tan especial por leer y
escribir, y también prácticamente nos retó para que hiciéramos algo escrito que
fuese novedoso, que “nadara contra la corriente”, según el ensayo de Hernando
Téllez al definir el trabajo del escritor. Es decir, un texto en donde
dejáramos desbordar la imaginación. Muchos nos pusimos al frente a leer
nuestras creaciones, se notó el interés.
Todos los que llegaron por primera
vez a estas citas el sábado pasado no esperaron mucho para “salir del closet” y
ahí los vimos, sentados al lado del señor Silvera, leyendo y escuchando a
quienes los habíamos escuchado, y exponiendo sus criterios.
Acotaciones importantes: 1) Se puede
dejar a la imaginación, pero no negarle al lector detalles importantes para la
comprensión del texto. 2) Los textos experimentales siempre serán polémicos,
mas el hecho de que sean experimentales es mayor razón para cuidar su calidad.
3) No es tan relevante encasillar una obra dentro de un género o subgénero como
su calidad. 4) El exceso de adjetivación logra un efecto contrario en el
receptor (quien lee o escucha) al deseado por el emisor (escritor a quien se
lee o escucha). 5) Si un texto tiene un
lenguaje dirigido a un público particular con una intención específica, cuidar
que el lenguaje sea el acorde a ese público y esa intención. 6) El conflicto o
problema, lo que genera tensión y debe en un momento dado estallar… este fue el
asunto más debatido y en donde se vio mejor las diferencias que hay en el
taller en cuanto a lo que creemos y buscamos con la literatura. Si las FARC y
el Gobierno Nacional llegan a un acuerdo, tal vez también aquí se pueda llegar
a un consenso.
Llegué en mi transporte favorito: a
pie, aún cuando la Madre Invierno se haya llevado a los Alisios -que vinieron un rato de visita desde el País de las Maravillas-, de vuelta a su casa de hielo; aún cuando el soberano Sol decidiera hoy
ser más benevolente con nosotros y obsequiarnos con mayor intensidad sus dones.
Llegaron, llegó, llegaron… llegamos. Lleguemos los que tengamos que llegar. Al
final, como ocurrió hoy, como siempre ocurre, nos vamos, y volvemos si debemos
volver, si aún no hemos llegado.
3 comentarios:
Me gusta tu bitácora Domingo. Y creo que el disparador de una tarde tan pero tan fructífera, fué el inmenso deseo que llevaban, tanto nuevos como antiguos, de leer sus obras. Como florecen sus semillas Profe Silvera !!
Tu originalidad me gusta. Y tu frescura. la bitácora resultó amena y constructiva. Saca tiempo para escribir mas y de todo. Tienes todo a tu favor.
Genial como escribes y transportas al lector, parece que estuviera en la sesión del taller.
También, recuerdo con agrado los escritos de Raúl, y tus poesías.
Un gusto saludarlos,
Marjorie.
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